Entre otras acepciones del vocablo miedo, que transcribe el diccionario de la lengua española, constan: “Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo real o imaginario”. “Recelo que uno tiene de que le suceda una cosa contrario a lo que desea”. Ciertos articulistas de los medios comerciales formulan desesperados llamamientos a dejar el miedo para enfrentarse al gobierno de la Revolución Ciudadana.
Un exasambleísta, agazapado, sale de su escondite y, con el apoyo de un diario privado, se agrega a la nociva campaña de la oposición contra la majestad de la Corte Constitucional sobre el tema de las enmiendas e incluso, con poses de seudorrevolucionario, propone, ilusamente, la presión social y la movilización para insistir en la consulta popular. Recuerdo el proverbio chino: “El perro no ladra por valiente, sino por miedoso”.
El miedo y la cobardía solo aprisionan a la derecha reaccionaria, oligarquía y seudoizquierda que ya observan con añoranza el extravío y pérdida de privilegios y el disfrute de una vida fácil. El exbanquero es el que más percibe el miedo y riesgo de nuevamente fracasar en su fallido intento de llegar a la Presidencia de la República. Ya entró, disimuladamente, en actividad electoral, mediante costosos comunicados, publicidad y volantes pretendiendo denigrar la labor de la Asamblea Nacional, instituciones y autoridades e ignorar, ex profesamente, que en el país rige una Constitución que con mayoría de votos se aprobó en referendo y que la democracia es una forma de gobierno en que la soberanía reside en el pueblo, tal como se contempla en Ecuador.
También tienen miedo los periodistas y los sobrantes de la partidocracia, acostumbrados a instigar a la sedición e injuriar al Primer Magistrado de la Nación y a los funcionarios, porque conocen, que ahora sí, se aplica el imperio de la ley contra los infractores. Se enferman de pánico, determinados propietarios de centros educativos particulares, por la reducción del número de matriculados al enfrentarse al evidente mejoramiento de la educación pública y la gratuidad de la enseñanza en sus tres niveles.
Confunden la protesta social, dentro del marco de la ley, con la injuria, conspiración y el atentado contra el orden constituido. Aún se movilizan unos cuantos desorientados, obedientes a los intereses de los oligarcas que persisten en promover reyertas callejeras para alterar la paz y pescar en la confusión.
Lo cierto es que la mayoría de los trabajadores, estudiantes y campesinos se ha adherido al régimen de la Revolución Ciudadana porque se atienden sus aspiraciones, como gratuidad de la educación y salud, incentivos económicos, planes de vivienda y justicia social. En el ámbito laboral se ha garantizado la estabilidad del trabajador y su afiliación al IESS. Los presuntos aspirantes al solio presidencial en 2017 contemplan, asustados, el avance del cambio histórico en la administración del Estado y el fortalecimiento del liderazgo de Correa, que con el apoyo popular deberá terminar su proyecto político por el bien de la patria y de los ecuatorianos.
