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El Telégrafo

El mayo francés de 1968

17 de mayo de 2012 - 00:00

El movimiento de mayo de 1968 encuentra su antecedente histórico en la Comuna de París. Los obreros franceses dejaron sentados los principios autogestionarios: sujeción a las decisiones de los consejos y las asambleas, que habrían de servir de base a las organizaciones estudiantiles un siglo más tarde.

El mayo del 68 fue el crisol en el que se fundieron todos los síntomas del malestar que arrastraba la sociedad francesa.

Por una parte, nace una nueva conciencia social de determinados sectores de las clases medias, que fueron atraídas por las tesis tercermundistas desde el conflicto de Argelia. Nueva conciencia social que creció durante la guerra de Vietnam. Por otra parte, el creciente distanciamiento de amplios sectores de la sociedad francesa con el régimen del general De Gaulle.

El 3 de mayo de 1968 la Universidad de La Sorbona bullía por la agitación. Los estudiantes invadieron el Barrio Latino. En la noche del 3 al 4 de mayo, las calles se llenaron de barricadas y se dieron los primeros enfrentamientos con la Policía.

Ante la persistencia de la rebelión estudiantil, el 13 de mayo las centrales sindicales llamaron a una huelga general bajo el lema: “Alto a la represión. Libertad. Democracia. ¡Viva la unión de obreros y estudiantes!”. Se abría de esta forma una nueva dinámica, en la que muchos sectores obreros se incorporaban a las protestas iniciadas por los estudiantes.

Para el 20 de mayo, Francia se encontraba paralizada. Se produjo entonces un vacío de poder. El Gobierno y los partidos políticos tradicionales se vieron desbordados por una situación cuyas raíces y dimensiones no terminaban de asimilar.

A finales de mayo de 1968, sindicatos, organizaciones empresariales y gobierno firmaron los Acuerdos de Grenelle, que recogían la aprobación de nuevos salarios mínimos y el reconocimiento de ciertos derechos sindicales. En los siguientes días el presidente De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y convocó a elecciones, para salir del vacío de poder.

El movimiento de mayo de 1968 no pudo culminar en una revolución, dado que no se produjo un cambio radical del viejo orden político e institucional. Sin embargo, cambió pautas de comportamiento, introdujo nuevos valores, reconoció derechos de la mujer, disminuyó el autoritarismo en la enseñanza.

Muchas frases aparecieron en las paredes de las calles de París en aquellos días. Transcribimos unas pocas:

“La barricada cierra la calle, pero abre el camino”.

“La burguesía no tiene más placer que el de degradarlos todos”.

“Consuma más. Vivirá menos”.
“Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de vivir”.

Han quedado en la memoria como símbolos de esperanza, de energía joven, de voluntad libertaria.

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