La fragmentación sigue dominando el escenario político electoral. A pesar de que tanto sectores de derecha como de izquierda, han destacado la necesidad de llegar a acuerdos que permitan enfocarse en los objetivos nacionales, en la práctica aquello parece improbable, pues aún prevalecen las barreras ideológicas y los liderazgos personalistas.
En ese escenario de dispersión electoral, el anuncio del ex presidente, Rafael Correa, de candidatizarse junto a un perfil electoral menor como el de Andrés Arauz, deja en claro que se busca de manera irresponsable, convulsionar aún más un proceso electoral ya debilitado, con la finalidad de volverlo ilegítimo.
La improvisación y las pugnas internas que han caracterizado a esta agrupación política en las últimas semanas, evidencia su desesperación. Ante la ratificación de una sentencia en firme, en contra de Correa, que lo deja fuera de toda opción política, la salida adoptada por esa organización, es sembrar dudas en torno al próximo proceso electoral, a fin de deslegitimar los resultados. El bajo nivel de aprobación que enfrentarían la mayoría de candidatos (20 por ciento de aceptación), sería un paraguas para ello.
Un rechazo a la candidatura Arauz-Correa, por parte del CNE, serviría al correísmo para victimizarse aún más y acusar a la entidad de una supuesta persecución política, lo cual también forma parte de la estrategia.
Por otro lado, el anuncio del ex presidente, va también en el sentido de generar la sensación de que puede volver, con la finalidad de incidir tanto en los jueces encargados de procesar sus recursos legales, como en la propia ciudadanía, que ante un escenario fragmentado, podría nuevamente, mirar al caudillo.
Desde el retorno a la democracia, el Ecuador ha acudido a las urnas en busca de un cambio, buscando Gobiernos que le devuelvan la fe del ciudadano en la política; Gobiernos que trabajen para la sociedad, que mejoren la salud, la educación, la seguridad y el trabajo. 2021 será el año en donde quien logre posicionarse como la figura del cambio tendrá las mayores opciones.
El escenario se presenta cada vez más adverso para candidatos y partidos políticos, ante una ciudadanía que ya no cree en las instituciones y ante una dura realidad marcada por la pobreza, la miseria y la corrupción. Es en ese escenario en donde la política y estrategia del caos también tiene opciones. (O)
