Ecuador, 28 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

El bien común

07 de mayo de 2013 - 00:00

Se dice que el bien común arropa el avance de las personas y el progreso de los pueblos. Por esto, se supone que es importante saber discernir cuándo nos toca sacrificar una parte de nuestros beneficios individuales en aras del bien común que, por otra parte, de alguna manera nos compensará ese sacrificio. Sin embargo, vivimos en un ámbito donde hasta el último buscamos nuestro propio beneficio, y obramos al revés: sacrificamos el bien común en aras de nuestro propio bienestar, muchas veces efímero e incluso teñido de mezquindad. Esto se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, así como en las acciones y comportamientos a otros niveles.

Qué se puede decir, por ejemplo, de quien en un supermercado en hora congestionada se atraviesa con su carrito entre las perchas y se pone a revisar minuciosamente, una a una, las diferentes marcas de cualquier producto, interrumpiendo el paso y estorbando la circulación dentro del local. Si se le reclama, dirá que es “su derecho”, y no lo dudamos, pero de seguro podría ejercerlo incomodándose solo un poco, por eso del bien común.

O qué decir de cualquier persona al volante que “interpreta” las leyes de tránsito, olvida ceder el paso y violenta los límites permitidos de velocidad porque antepone sus intereses, y muchas veces su orgullo patológico al bien común de todos aquellos con quienes comparte las carreteras y las calles. O del hijo que olvidando el bienestar de su familia escucha música a todo volumen en horas altas de la noche. O de quien realiza pequeñas trampas para acceder a la cola especial de las ventanillas o hurta artefactos insignificantes en los servicios públicos.

Y es también en el ámbito de la confrontación política en donde se observa algo muy similar: todas las críticas se refieren, en últimas, a supuestos atropellos a privilegios y beneficios particulares. Ignoran la obra pública y el reordenamiento de un país caótico o porque no los beneficia directamente o porque han perdido prebendas de cualquier tipo en el proceso. Las quejas llegan a caer en el ámbito de lo patético: nos toca conducir más despacio por las avenidas, no podemos comprar licores los domingos, tal o cual disposición nos ha perjudicado en algún aspecto nimio de nuestro negocio, no podemos manipular la información a nuestro antojo. Cierran los ojos a los inmensos avances que se han conseguido en el orden del bien común para poder seguir lloriqueando por los pequeños territorios en donde se empantana la mezquindad humana.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media