El “cuándo no” se lanza otra vez al ruedo, henchido de indignación, pues se considera un perseguido político porque le llegó la hora de pagar impuestos. Por el apuro ni siquiera ha notificado la decisión a una de sus empresas, el Prian, tanto que a sus asambleístas les tomó por sorpresa el anuncio de la precandidatura presidencial. Dijo que lo hace porque le han pedido muchas personas, incluida su mujer y sobre todo para poder defenderse en las cortes de la persecución del SRI.
¿O sea que los 32 incidentes judiciales que provocó resistiéndose a pagar los 300 millones de dólares en impuestos que debe al fisco y que han sido reconocidos en última y definitiva instancia judicial, no son acaso un abuso en su derecho de defensa? Pretende con su estatus de precandidato volver a activar el interminable carrusel de sus leguleyadas, con tal de no pagar ni un solo centavo. He allí el fondo de su mensaje: ¡viva la evasión!, convertir al Ecuador en un paraíso fiscal, donde nadie informe de sus actividades ni pague impuestos.
Hablando de paraísos fiscales, el SRI, con la rigidez de su histórica responsabilidad fiscal y luego de analizar el comportamiento tributario de algunos Estados, elaboró un listado de aquellos que se niegan a intercambiar información sobre impuestos, a donde migran ingentes recursos de dudosa procedencia, sin políticas fiscales ni normativa sobre la materia. Recientemente el país reconoció el comportamiento y los esfuerzos de Uruguay para regular su situación tributaria y fue excluido de la lista.
Panamá se ha hecho de la vista gorda; y, ¡oh sorpresa!, acaba de aplicarnos una medida de retorsión que en cristiano significa una ausencia de relaciones contractuales entre Estados. Por ventaja, la medida no afecta a los fletes por utilizar el canal. Sin embargo este pintoresco episodio sirvió para que los empresarios criollos muestren su forzado disgusto opositor, pues es sabido que con Panamá mantenemos una balanza comercial deficitaria, de tal forma que no nos afectan sus antojos “retorcidos”, cuando la tendencia mundial es hacia la regularización en el intercambio de información fiscal y la suscripción de acuerdos para evitar la doble tributación. Eso es imposible con los paraísos fiscales.
El anuncio de la precandidatura del “pingüino” fue recibido como un balde de agua helada por la oposición que busca con ansias locas el candidato único ideal; no pues un perdedor que no obstante ha dado muestras de viveza criolla al querer forzarles a un apoyo supuestamente inevitable; o quedará como el globo de ensayo de Paúl Carrasco, abortado de entrada por pasarse de vivo. El problema para la reacción, digo para la oposición, sería apoyar a un candidato evasor en un país donde se expande una muy saludable cultura tributaria y ciudadanía fiscal. Entonces volverá a perder.
