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El Telégrafo

¿Cuál es la intención?

05 de enero de 2013 - 00:00

Como consecuencia de la revelación por parte de Pedro Delgado de su falso título de economista, se ha desatado una cacería de brujas contra todas sus actuaciones, pretendiendo por parte de la oposición la nulidad de todos sus actos para hacerle daño al Gobierno. Uno de ellos es la venta del legendario ingenio Aztra, actualmente EQ2, incautado a los hermanos Isaías que quebraron a Filanbanco.

Se dice que en ese proceso de enajenación participó el presidente Correa, culminando una exitosa negociación con el grupo Gloria, de Perú, aliado con inversionistas nacionales.

Lo estratégico y beneficioso de esa venta, a más del precio justo, es el préstamo concedido por la CFN a la compradora, consistente en certificados de depósitos reprogramados, los tristemente célebres CDR, con los que la banca quebrada volvió a perjudicar a sus clientes cuando se acercaron a sus ventanillas para efectivizarlos por alrededor del 60% de su valor nominal. Los CDR así castigados fueron redescontados por los banqueros en el Banco Central al 100% de su valor y luego abandonados en las bodegas como un montón de papeles inservibles. Cuando se cambió la estructura autonómica del Banco Central los dichosos CDR fueron a parar en las catacumbas de la CFN. De allí los rescató el Presidente para atender el préstamo requerido por los adquirentes de EQ2, con intereses legales, a largo plazo y para ser cancelados al 100% de su valor inicial.

Esa exitosa operación pretenden desvirtuar los confabulados de la oposición de  extrema derecha e izquierda por razones inconfesables que a la postre beneficiarían a los hermanos Isaías que saldrían ganando con la eventual nulidad de esa venta, celebrada, además, con la aplicación por primera vez en la historia, del principio revolucionario de abrir también el paquete accionario a favor de los trabajadores, en un porcentaje del 30%, que en este caso no ha sido aprovechado en su totalidad por la clase obrera, víctima de las maniobras de  asesores más bien preocupados por constituir un fideicomiso a su nombre para sentarse a la mesa directiva como único beneficiario de los derechos de los trabajadores.

Investigada la trayectoria empresarial del grupo Gloria, se descubre que tiene un historial de participación de sus trabajadores en el capital social y está dispuesto a conceder a sus obreros del ingenio de  La Troncal las acciones que requieran hasta completar el 30% que al momento no lo han hecho porque han prevalecido las maniobras de la politiquería pseudosindical empeñada en desalentar la inversión laboral, buscando no el bienestar de sus representados sino el fracaso de esa transacción que beneficia a la región austral y al país.

Es curioso que no hayan objetado la venta de otras empresas incautadas. Este es uno de los procesos realmente revolucionarios que por ello merece la vigilia y el respaldo de la ciudadanía.

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