No es nada nuevo para los ciudadanos medianamente informados, que los cargos técnicos burocráticos del correísmo siguieron jugando en los gobiernos de Lenin Moreno y ahora en el de Guillermo Lasso.
Sin lugar a duda, todos estos funcionarios resultaron funcionales para el modelo de la Revolución Ciudadana. Ellos han sido los garantes para que esa maqueta no sea modificada en su estructura ni en su sustancia. Es más, han contribuido en el modelaje a lo interno de un back up de leyes, normas y hasta de listas de personajes reemplazantes de las diferentes instancias de la administración pública. Muestra de ello es que en los dos gobiernos sucesores al correato no fueron ni siquiera imaginados esbozos de estrategias para la reforma estructural de ese esperpento constitucional del 2008.
Así tenemos ese parto de los montes, llamado Consejo de Participación Ciudadana, constituido por varias ocasiones hasta por delincuentes, es decir, entes que delinquen en contra de las leyes, la ética y la moral pública. Por ese Consejo han pasado falsificadores de documentación fraudulenta, evasores de impuestos, estafadores, forjadores de documentos de discapacidad o curas malhechores.
Ni Moreno ni Lasso ensayaron una vía de derrocamiento de la Constitución del 2008. Los dos gobernantes han permitido la supervivencia de ese documento constitucional que garantiza sobre todo la impunidad y arrulla leyes como el Código Integral Penal.
Resulta desolador saber que hay una estructura sólidamente armada desde el ejercicio del poder del expresidente Correa. Esta tiene en sus cimientos, el soporte de una estrategia comunicacional que lavó el cerebro de los ecuatorianos. El Ecuador se convirtió en un estado de propaganda. Cuenta con la complicidad de una opinión pública que piensa aún que “robó, pero hizo obra”.
Cerca del gobierno, lejos de la ciudadanía es el título del libro escrito por la comunicadora Carla Maldonado, y publicado por la Universidad Andina Simón Bolívar, se torna en un valioso aporte único que resume el papel jugado por los medios públicos para la construcción de ese Estado de Propaganda.
Maldonado, analiza el papel jugado por los noticieros públicos. Es desde esa tribuna que el gobierno autocrático utilizó como medio de propaganda para lavado intestinal y cerebral de los ciudadanos.
Lejos de ser medios de comunicación pública fueron medios para mantener el poder y ejercerlo hasta el día de hoy.
