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El Telégrafo
Xavier Villacís

Controles en educación privada

29 de noviembre de 2019 - 00:00

En la primera quincena de noviembre conocimos el repudiable proceder de un docente de una unidad educativa particular de Quevedo, acostumbrado a grabar las partes íntimas de sus alumnas cuando llegaban a su escritorio. Gracias a la sagacidad de los mismos alumnos, todo el país conoció lo que venía sucediendo. ¿Qué pasó con psicólogos y todos los profesionales que están llamados a velar por la integridad física y emocional de los estudiantes de ese colegio? Simplemente no funcionaron.

Luego de los abusos sexuales que se revelaron en unidades educativas del milenio, a cargo de profesores pertenecientes a la Red de Maestros, se emprendieron varios procesos para evaluar y mejorar la calidad de los profesores, buscando asegurar la idoneidad de quienes llegan a impartir clases a nuestros adolescentes. Pero esos filtros solo quedaron para la educación pública sin llegar hacia la privada como un requisito para la contratación de los docentes.

A raíz de lo expuesto, es oportuno atender otro asunto que resulta de vía libre entre los privados: el negocio sin control de los útiles escolares y uniformes. El Ministerio de Educación les observa matrículas y pensiones, pero no trascienden controles en el comercio de libros y cuadernos en la educación privada; sucediéndose -en ocasiones- actos reñidos a toda norma. Por ejemplo, dirigen la compra de la lista de útiles a lugares donde los costos se triplican en relación a los que mantienen otras librerías. Así por igual el negocio de los uniformes.

La educación privada básica y de bachillerato debe pasar a un mayor control por parte del Estado; a la vez reglamentar que se formen obligatoriamente consejos administrativos integrando a los representantes de los alumnos. Resulta necesario que los padres participen en la elaboración de los gastos que luego sufragarán, también en controles regulares sobre los docentes. Al final de cuentas, son nuestros hijos. Como sociedad, no nos hace bien dejar toda la educación privada, algo de extrema responsabilidad social, solo en manos de los dueños de las unidades educativas. Las consecuencias quedaron expuestas. (O) 

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