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El Telégrafo
Alfredo Vera

Confusión por la CIDH

13 de mayo de 2014 - 00:00

La Organización de los Estados Americanos (OEA) se estructuró en agosto de 1948, a poco de haber terminado la II Guerra Mundial, para fortalecer la democracia, buscar la paz, defender los derechos humanos y tener su sede en Washington, propósitos que nunca se cumplieron a plenitud, excepto lo de la sede.

Al contrario, en el periodo que data desde entonces hasta nuestros días, ni democracia, ni paz, ni defensa de derechos humanos hay en el registro histórico de nuestro continente.

Basta con recordar a Trujillo, Somoza, Pérez Jiménez, Batista, Stroessner, Pinochet y las camarillas militares del Cono Sur, así como las invasiones a República Dominicana, Panamá, Granada, para saber que no se cumplieron los enunciados: al revés, la exclusión de Cuba de la OEA por hacer una revolución para terminar con la dictadura de Batista, liberar a la isla de ser un prostíbulo para las transnacionales y detener la agresividad desatada contra regímenes progresistas en tiempos contemporáneos, demuestra todo lo contrario de paz, democracia y derechos humanos.

En noviembre de 1969 se celebró en San José de Costa Rica la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, se creó la Corte y Estados Unidos no suscribió su adhesión. Años más tarde se integró una Comisión de menor jerarquía que la Corte, pero la confusión es que la Corte y la Comisión tienen la misma sigla (CIDH) y hay quienes ex profeso mantienen esta confusión, pero la historia, las atribuciones y los alcances de cada una son distintos.

Las atribuciones de la Corte no son las mismas que las de la Comisión: la Corte emite ‘sanciones’, la Comisión emite ‘recomendaciones’: como es obvio, las sanciones tienen que cumplirse, las recomendaciones se pueden o no admitir. La Corte sancionó al Estado ecuatoriano, por ejemplo, en el caso de Sarayaku (2002) por un caso específico que no se hace extensivo a otros temas, como algunos dirigentes de la comunidad, con apoyo de los opositores de la prensa, pretenden hacer con el escondrijo del trío de Jiménez. Según la historia, Ecuador ha sido sometido a 14 procesos en la CIDH y sigue tan campante, de modo que es una aberración usar a ese organismo como ‘cuco’ para poner a temblar al país entero. Mientras se cumplan las normas legales, legítimas y apegadas a la Constitución, no existe argumento para presentar alguna queja fundamentada, por más que los interesados sigan creando confusión entre la Corte y la Comisión para pescar a río revuelto.

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