Figurativamente, un círculo describe un sistema donde todo se repite, sin inicio ni final. La corrupción cabe en esa figura cuando de ella participan los de siempre y parecería nunca terminar. Un círculo corruptivo que sepulta el bienestar de un pueblo al tenerlo permanentemente prisionero de sus males. De uno de estos, como lo es el mal servicio del agua para consumo humano, mi ciudad, Quevedo, lleva secuestrada décadas.
Un grave problema al cual nunca se le entrega solución definitiva, manteniendo al pueblo secuestrado por un círculo corruptivo que se alimenta y enriquece del problema. Por y para ese círculo inician y terminan sus períodos, diferentes alcaldías, inyectándole millones de dólares a pozos de agua repletos de negociados o para algún “mejoramiento urgente” de la corrupción.
Círculo nefasto, al cual concejales de la Revolución Ciudadana, junto a los de CREO, le dijeron “No” el pasado viernes, en sesión del Cabildo quevedeño. Un “No” al pedido de $ 2 millones reclamados por los nuevos jerarcas del agua, coincidentemente los mismos de antes y de siempre. En este punto vale traer de vuelta al hasta ahora, administrativamente, peor alcalde de Quevedo: Domínguez.
Jorge Domínguez (2014-2019) usufructuó del círculo del agua replicando casi todo lo que el alcalde anterior a él hizo (John Salcedo) y que por cosas difusas aún es el mismo que de vuelta está al frente de la ciudad. Para muestra la repotenciación dominguista a la planta de agua, un “mejoramiento” en montos similares a lo que reclamaron los actuales administradores se les entregue y por la negativa se enfrentaron a los concejales.
Luego de lo sucedido, los ediles deben exigir al ejecutivo municipal romper con el círculo corruptivo del agua, exigiéndole que presente soluciones definitivas. De no hacerlo o dilatar su obligación, buscando mantener un nefasto sistema de parches y remiendos, el Municipio de Quevedo debe absorber la responsabilidad total del agua, cerrando una empresa que solo ha servido para mantenernos secuestrados por un mal servicio y por la impúdica corrupción de los de siempre. (O)
