En los funerales del Comandante Hugo Chávez, preclaro hijo del Libertador Simón Bolívar, el pueblo venezolano en verdaderas olas humanas interminables y bravías coreaba su lamento, gritaba su gratitud, alentaba su esperanza con esa consigna política clara, llena de firmeza.
En Caracas, por todos lados, la multitud chavista reitera su reconocimiento al líder bolivariano y latinoamericano, con el grito ¡Chávez no murió, se multiplicó!, que implica la gran decisión de continuar con la revolución bolivariana, con Nicolás Maduro, viejo militante popular reconocido por Hugo Chávez como el dirigente que debe comandarla, de tantos éxitos y de enormes impactos en el conjunto de América Latina y El Caribe.
Chávez y su dimensión enorme vivirán por siempre como referentes histórico-revolucionarios de nuestra América morena. Desde hace dos décadas supo recoger los anhelos y sueños de generaciones enteras de revolucionarios que dieron ejemplo con sus luchas y sacrificios, recogió sus objetivos y los convirtió en bandera de lucha y en programa de gobierno, cumplido en alto grado.
Millones lo lloran y lo aclaman, muchos más están dispuestos a reconocerlo con Maduro, quien trazó su plan de campaña con el “testamento” del Comandante, que en esencia propone la consolidación de la independencia de Venezuela y del Socialismo del Siglo XXI; la lucha por convertir al país en potencia antiimperialista, coadyuvando al éxito de la ALBA, MERCOSUR, UNASUR y la CELAC, a cuya formación contribuyó decididamente el líder; y a contribuir con el proceso mundial de defensa del planeta, para preservar la vida y la especie humana.
En la ceremonia de despedida, ante 54 delegaciones extranjeras y una veintena de presidentes y jefes de Estado, en medio de millones de hombres y mujeres, incluidos niños y ancianos, Nicolás Maduro proclamó la lucha de toda América Latina y El Caribe, por la organización de la Patria Grande, como lo soñara el Libertador Bolívar, el fortalecimiento de la integración en solidaridad, luchar por la definitiva independencia de nuestros países, por la paz y la cooperación, combatiendo el neocolonialismo y toda forma de opresión y sometimiento, por el respeto a los trabajadores y sus derechos, como motor del desarrollo. Expresó su gratitud a Cuba, su apoyo a Ecuador, los esfuerzos de paz en Colombia, reconoció el respaldo de Piñera a la CELAC y el respeto a la diversidad ideológica.
Dijo que “por encima del dolor está el compromiso de lucha”… para avanzar en el cumplimiento de los ideales de Hugo Chávez. Llamó a la unidad. El pueblo responde, las élites del poder económico empresarial, subordinadas al imperio dicen no, con Capriles a la cabeza, que lloriquea por todo. Son los intereses del capital por sobre los del pueblo y la nación.
Tuve el honor de integrar la delegación como dirigente de AP y de la Alianza Bolivariana Alfarista, ABA, organización que en memoria del Comandante Hugo Chávez puso su nombre en la Central Política de Guayaquil. ¡Gloria a Hugo Chávez!
