Una entrevista crucial tuvieron el Sr. Presidente Guillermo Lasso y el comunicador Carlos Vera. El país pendiente de tantas esperadas declaraciones que nos ofrecen el camino que nos propone el gobierno de Lasso ante las cruciales urgencias que vivimos los ecuatorianos.
Carlos Vera condujo el diálogo con frontalidad e inteligencia. No me quiero referir a los temas tratados sino al espectáculo de ver ahí al primer mandatario sometido a un duro cuestionamiento que no daba tregua entre el entrevistado y el entrevistador. Hora y medio de diálogo ininterrumpido es un ejercicio de difícil ejecución. No es tarea fácil ni cómoda. Es emergencia mental: la mente debe estar clara y firme. Los pensamientos no deben ser cualquiera ni accidentales.
No se trata de preguntar lo que sea, sino lo que es. La atención es una energía creativa y debe sostenerse en el conocimiento que se tiene de lo que se está preguntando. Así tanto Vera como el presidente Lasso demostraron estar cada uno a su altura y consecuencia. La fuerza de la palabra es la fuerza de la verdad. Las palabras son la expresión de la sabiduría e intenciones. Las palabras nos van rebelando quién es quién y para dónde va la cosa.
Carlos Vera es un Maestro. Ante el presidente exhibió que ha madurado en conocimiento y objetividad. En sus diálogos está en búsqueda de la verdad y la verdad al final de todas las cosas es lo único que existe.
