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El Telégrafo

Capriles crea grave crisis en Venezuela

07 de mayo de 2013 - 00:00

Por supuesto que Maduro no es Chávez. No tiene ni su misma retórica, ni su misma manera de entenderse con los niños, ni su misma forma de cantar o de contar una anécdota como él solo sabía hacerlo, ni su bendita costumbre de dirigirse a su pueblo emocionándolo como nadie sabía hacerlo. Pero por algo Hugo Chávez, tan inteligente, tan perspicaz, previendo su muerte, lo eligió como su seguidor. Y así se lo pidió a su pueblo. Que vote por él y que lo apoye en su gobierno. Por algo lo hizo.

¿Que la diferencia con Henrique Capriles es muy pequeña? ¡Pero por Dios! Fue una diferencia de casi 300.000 votos. Y si hubiera sido de tan solo dos o tres, aun así tendrían que respetarse esos resultados electorales. Es un asunto de ley. De rigurosa aceptación, gústeles o no a quienes están en la oposición.

Y es el caso que Capriles no descansa en su furor. Él cree que nació para ser Presidente de Venezuela, a las buenas o a las malas. Con ayuda de Estados Unidos arma a su gente, provocando sucesivas confrontaciones con un pueblo desarmado, en una clara decisión de llevar a su país a una guerra civil para entonces pescar a río revuelto.

Pero en el lado del chavismo también hay culpas, según ciertos analistas venezolanos. “Con la desaparición de Hugo Chávez se cayó el eje central del chavismo, el caudillo mesiánico, y el gobierno creó otro caudillo de forma improvisada e inmediata, sin darle ninguna contextura, ninguna propiedad”, dijo el historiador Agustín Blanco, autor del libro “Habla el comandante”. “Maduro es un hombre sin experiencia en la lucha política activa, electoral y en ningún momento demostró carisma ni capacidad  de compenetración”, añadió Blanco, que señala los errores en la campaña y el mal manejo de la muerte de Chávez por parte de Maduro. “Por ejemplo, cuando tras su muerte dijo que sería embalsamado y al final se vio obligado a rectificar. Su impericia en el manejo político y el uso excesivo del “soy hijo de Chávez” fueron creando un clima que en publicidad se llama saturación y contribuyó a la desconexión con la gente”, expresó Blanco. Por su parte, el analista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, manifestó que el Maduro candidato no fue “ni siquiera el que Chávez eligió: un tipo afable, negociador, hasta simpático. Lo desdibujaron para hacer un  clon de Chávez, un clon sin alma, sin carisma”, anotó el analista, quien recuerda que mientras los chavistas estaban en duelo, “él bailó rap en la campaña, provocando un cortocircuito en el pueblo”.

Pero si el problema de Maduro está en la falta de formación para su desenvolvimiento en asuntos electorales sobre todo, pues que los chavistas  lo adoctrinen y lo formen de manera adecuada también en temas  de gobierno, si es que es esto necesario. Porque si con buena voluntad entendemos lo que quiso decir Chávez al momento de pedir que voten por Maduro, el comandante dejó entrever que su elegido es un hombre honesto, en quien se puede confiar, fiel, leal a carta cabal hacia los postulados del chavismo y el socialismo proclamado por Hugo Chávez. Y esto es lo más importante en un gobernante venezolano actual. Lo demás es casi intrascendente y vendrá por añadidura. ¿Acaso no han existido excelentes presidentes que, pese a no tener una  adecuada formación, han llegado hasta los más altos sitiales políticos desde un modesto liderazgo sindicalista?

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