No deja de llamar la atención el homenaje ofrecido el 7 de noviembre pasado por el arzobispo de Cali, Colombia, a Camilo Torres, sacerdote caído en la guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional) el 15 de febrero de 1966, porque, según el arzobispo, el sacerdote Camilo Torres “tiene mucho que dar y enseñar a una Colombia que se proyecta hacia la reconciliación, la verdad, la justicia transicional y la paz… La lucha que Camilo libró es la de un cristiano para transformar las injusticias sociales”.
En la Eucaristía participaron representantes de otras iglesias y religiones, los cuales destacaron la dimensión social y política del mensaje cristiano. Un chamán recordó que Camilo no fue el único sacerdote que entregó su vida por la causa de los pobres. Por su parte, el arzobispo destacó que Camilo ofreció su vida, que su mensaje era siempre de unidad y que, en el año de la misericordia, su muerte daría frutos si se le incluye la dimensión de la justicia.
Camilo Torres era un sacerdote colombiano que se inspiró en el método de trabajo de la JOC (Juventud Obrera Católica): partir de la realidad, iluminarla con la Palabra de Dios y los documentos eclesiales, y tomar compromisos individuales y colectivos. Camilo estudió Sociología en Bélgica y se desempeñó como capellán en la Universidad Central de Bogotá. Había nacido en 1929 en una familia acomodada de la capital. Fue ordenado sacerdote en 1954. Era uno de los fundadores de la primera Facultad de Sociología de Colombia. Cuando murió era miembro del Comando central del ELN y su jefe político. En este momento las conversaciones de paz entre el Gobierno y las guerrillas colombianas avanzan hacia un término feliz de acuerdo de paz.
François Houtart, profesor en el Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador, también sacerdote y sociólogo, presente en acto de rehabilitación de Camilo Torres en Cali, escribe a propósito: “El fin del conflicto armado no significa el fin de las luchas sociales. La burguesía colombiana, una de las más cultas del continente, pero también una de las más cínicas, no abandonará sin más su hegemonía económica, política y social. Camilo, que pertenecía a esta clase, lo sabía muy bien… Vivimos en un mundo violento y no se puede negar a los oprimidos el derecho a la resistencia… El mensaje cristiano es una base de emancipación y libertad… Tal rehabilitación de Camilo Torres no habría sido posible sin la apertura de nuevos espacios realizados por el papa Francisco”.
El próximo 8 de diciembre comenzará el Jubileo extraordinario de la Misericordia, convocado por el mismo papa Francisco. Tenemos mucho que aprender de estos cristianos latinoamericanos que, como Camilo Torres, han dado y siguen dando la vida por un mundo mejor. “No quiero sacrificio, sino misericordia y justicia”, decía Jesús en los caminos de Palestina. Que nuestra fe, cimentada en Jesús y los mártires latinoamericanos, dé a nuestra misericordia estas dimensiones de justicia y entrega hasta el mismo don de la vida. (O)
