La semana pasada, en Varsovia, se realizó la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP19) con la asistencia de 192 naciones. Casi al concluir sus debates, continuaban sin concretar propuestas o decisiones en torno al objetivo para el cual fueron convocadas.
El objetivo central corresponde a la preocupación del mundo sobre la reducción de la emanación de gases de efecto invernadero a la atmósfera, es decir de las emisiones de dióxido de carbono, principal causante del calentamiento global y sus consecuencias negativas.
Las reuniones (COP) se han realizado desde 1995, hasta la presente se cuentan 19 y han tenido como denominador común el enfrentamiento de los países industrializados causantes de la contaminación atmosférica con los llamados países en desarrollo que soportan sus consecuencias. En la cumbre de 1997, los gobiernos acordaron incorporar una cláusula al tratado, conocida con el nombre de Protocolo de Kioto, que cuenta con medidas jurídicamente vinculantes y que tiene como compromiso la reducción en un 5% de las emisiones de CO2 sobre los niveles de 1990 durante el período 2008-2012. Este protocolo no ha sido cumplido o no ha sido rubricado por los principales países contaminantes.
La COP19 se inició con el emotivo discurso de la delegación de Filipinas, sobre los efectos devastadores del tifón Haiyan y la petición desesperada de tomar medidas urgentes para frenar el cambio climático.
Hasta el momento de la actual reunión, los resultados han sido deprimentes, se conoce que Japón se ha pronunciado en reducir el 3,8%, en sus emisiones con respecto a sus niveles de 2005, en el mismo sentido se han expresado Australia y Brasil para no cumplir con lo establecido.
El control de las emisiones de CO2 en los países desarrollados, como China, Estados Unidos y países europeos, constituye la clave para limitar los efectos negativos del calentamiento global, problema principal para la estabilidad del planeta.
Martin Kaiser, jefe de la delegación de Greenpeace, señaló que no es solo el hecho de que hayan rebajado las metas de reducción de emisiones de gases invernadero, sino que el anuncio de la rebaja en su compromiso afecta las negociaciones sobre el clima que se desarrollan actualmente.
En nuestro país, ante esta situación mundial, lo que nos resta es mantener una sólida estrategia para enfrentar las consecuencias negativas del calentamiento global, y no esperar a que lleguen soluciones ajenas para actuar.
