Le preguntaba el periodista al candidato a vicepresidente del candidato bancario. La respuesta fue que sí fue un buen comienzo el que la Conaie haya rechazado la candidatura del ex alcalde de Cotacachi. Sin duda causó revuelo en algunos la unión bancaria con un sector indígena profesional. Apresuradamente se ha dicho que esto expresa todo el mundo indígena o el movimiento indígena: que la crisis, de representación, que las bases, que la justicia indígena, etc. Mirando con detenimiento, todo esto demuestra aún el gran desconocimiento sobre lo que representa la política para el mundo indígena, e incluso que, dentro de él, la política varía en sus representaciones en cada pueblo y nacionalidad.
Aún perdura el ejercicio de un gran racismo y puritanismo cuando se refiere a moralizar a esos “otros” que han estado junto a nosotros por largos siglos. Entonces, hay que decir que el ejercicio de la política en el mundo indígena no está separado de intereses, no solo colectivos, grupales, sino de carácter personal. La política en cualquier grupo humano, sea el que sea, le impregna de un carácter de conflicto, es decir, de luchas, movimientos, desplazamientos por alcanzar intereses en cada una de las acciones que haga el grupo. Así la política siempre implica disputar el poder en cada uno de los lugares de la vida social, todos los días.
Históricamente, las derechas en el Ecuador negaron el ejercicio de la política a los indígenas; los aplanaron a que sean considerados ciudadanos, pero de segunda o tercera clase; desde el siglo XIX se los consideraba bajo la denominación de “miserables”.
Ciertas izquierdas en el siglo XX se encargaron se aportar a su liberación, pero señalándoles el único camino a seguir: ser campesinos. Ciertas iglesias cristianas: católica liberadora, evangélica, abogaron por su evangelización; la primera por el reconocimiento étnico, la otra por hacerlos protestantes y extirpar modernamente las idolatrías, etc. En cualquier caso, el mundo indígena ha luchado contra muchas formas de ventriloquías, incluso dentro de sí mismos, entre indígenas-campesinos versus indígenas profesionales y cacicazgos. El mundo de la política indígena no escapa a las posiciones y disputas por ejercer el poder y la dominación. La política vista desde el esencialismo lleva a creer que “se es de izquierda” como una ontología mística, un ser puro…todo un absurdo. La política es una lucha “por estar”, es una lucha de posiciones, de fluctuaciones.
A nadie debe sorprender que se haya consolidado, hace algunas décadas, una derecha económico-política indígena, que se fue fortaleciendo, en algunos casos, con la formación profesional-liberal de izquierda que modelaron el entramado de las políticas públicas de muchos gobiernos locales. Este caso no es extraño, quizás sí para algunos sectores mestizos que moralizaron a los indígenas. La incertidumbre política indígena sigue exigiendo a sus “dirigentes” y “bases” a cuestionar su proyecto político a la nación ecuatoriana.
