El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y su proyecto político están peleando su continuidad. Después de la muerte del candidato presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB) tomó su lugar Marina Silva que, en poco tiempo, desplazó del segundo lugar al Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), a tal punto que está cercana a Dilma Rousseff, en las preferencias electorales.
Hay tres factores que pesarán en la jornada electoral: el crecimiento de la clase media, la situación económica y el desgaste político. En cuanto al primero, un año antes del Mundial de Fútbol se registraron protestas por los altos gastos públicos para infraestructura de este evento, mejora de los servicios públicos, corrupción, etc. En mi artículo ¿Indignados brasileños? (Julio/2013), coloque interrogantes, pues no se podía dilucidar si realmente eran indignados como los de Europa, EE.UU., etc. Pues ahora sabemos que se trata de la clase media emergente que dejó de ser pobre, y ahora busca mejores oportunidades, trabajos calificados, ascenso social, etc. El gobierno de Lula sacó de la pobreza a 36 millones de brasileños con su programa Bolsa Familia, y el de Dilma se preocupó de ésta, pero no de la clase media emergente que, una parte, está insatisfecha con los gobiernos del PT.
La séptima economía del mundo está en recesión. En los dos períodos de Lula el crecimiento fue en promedio 4%; en los tres primeros años de Dilma, este cayó al 2%, en promedio, pero, en el I y II trimestre de 2014, ha sido negativo, registrándose además déficit fiscal e inflación alta (6.7% en Agosto/2014). La recesión redujo la producción industrial. Sin embargo, la tendencia muestra un aumento del nivel de ingreso per cápita y baja desocupación. Así, la tasa de desempleo fue 4.9% en abril de este año; en Río de Janeiro, en junio, es baja (3.9%) por efecto del turismo, en cambio; en Sao Paulo, la metrópoli industrial, llegó a 5.1%. En el II trimestre de este año, comparado con igual período de 2013, hay una caída del consumo privado (alza de tasa de interés) y público así como de la inversión. Aparentemente, el Mundial de Fútbol iba a incentivar el crecimiento pero los datos muestran otra realidad. Además, la caída del precio de las commodities y apreciación del real han debilitado la balanza comercial provocando menor dinamismo de las exportaciones e incremento de las importaciones. El índice de expectativas de los consumidores y ambiente de negocios ha venido cayendo, reflejando el pesimismo económico.
Finalmente, la corrupción ha generado un desgaste del gobierno. Marina pone énfasis en su plan de gobierno, en mejorar la economía, con un modelo ortodoxo (control de inflación, libre mercado y menor intervención pública), atender a la clase media y mantener la política social. Dilma sigue con el modelo de Lula, con ligeros cambios; puede ganar la primera vuelta, pero la interrogante es qué pasará en la segunda. Está en juego la continuidad del PT. Los factores señalados, la religión y el PSDB pesarán en la final electoral.
