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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Botox político

26 de marzo de 2015 - 00:00

Botox es una marca de toxina botulínica, una proteína neurotóxica producida por la bacteria Clostridium botulinum. Se trata de uno de los más poderosos venenos que existen. Como agente de intoxicación o envenenamiento produce el botulismo, enfermedad que se caracteriza por el desarrollo de alteraciones vegetativas (sequedad de boca, náuseas y vómitos) y parálisis muscular progresiva que puede llegar a ser causa de muerte al afectar la función respiratoria. Como arma química o biológica es considerada extremadamente peligrosa y arma de destrucción masiva, prohibida por las Convenciones de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas. La capacidad que posee la toxina botulínica para producir parálisis muscular por denervación química se aprovecha para usarla como medicamento en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas y como producto cosmético para tratamiento estético de las arrugas faciales.

Por alguna razón, pienso que el accionar en el pueblo de algunos movimientos políticos opuestos al Gobierno es muy similar a la función  de esta  toxina Onabotulina A, que bloquea las señales de los nervios a los músculos; al igual que ciertos dirigentes, mediante medios de comunicación totalmente viciados, tratan de bloquear las claras señales de progreso  de la Revolución Ciudadana, solamente con fines electorales. Su trabajo ‘cosmético’, mediante ofertas demagógicas  es absolutamente temporal. De hecho, no hay una sola propuesta válida que compita con el impecable Plan de Desarrollo del Buen Vivir, que ahora es el Plan de Gobierno 2013-2017. Una oposición carente de propuestas es una paralizante bacteria política que crece en la descomposición de la falta de ideología y a la que solo le une su profundo anticorreísmo.

Estos ‘botox políticos’ no conciben que la reelección no se pueda dar ni por decreto ni por consulta popular, sino que es simplemente una propuesta constitucional que permite al pueblo apoyar, tantas veces como así lo desee, al muy efectivo gobernante mediante el sufragio universal. Quisieran paralizar el ‘músculo’ de trabajo productivo y reformador del Gobierno, impidiendo y rechazando las necesarias medidas económicas. Su tóxico objetivo es que la gente se distienda tanto, que el Gobierno no tenga más alternativa que salir de la dolarización, algo que no va a suceder, pues solamente beneficiaría a estas muy pocas toxinas políticas que son auspiciadas por unos pocos corruptos banqueros y codiciosos empresarios que se alimentan de la devaluación y de la inflación, como buitres económicos.

Si bien no estamos inmunes a estas toxinas políticas, ya las tenemos bien identificadas. Sabemos que su resultado es absolutamente cosmético, temporal e insustancial, por lo cual las hemos castigado continuamente en las urnas y que a pesar de que rastreramente adormecieron a cierto electorado seccional, a nivel nacional no tienen la menor posibilidad. Para la contienda electoral 2017 estamos alertas y preparados para prevenir este tipo de infecciones sociales y, definitivamente, día a día el ecuatoriano se protege mediante una profunda conciencia cívica.

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