El Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), en su informe sobre el agua, establece el volumen que es utilizado para los diferentes usos, tanto en los países de elevados ingresos, como en los de ingresos bajos a medios, con los siguientes resultados:
El mayor volumen de agua en los países de altos ingresos está destinado a la industria (59%), mientras que en los países de bajos a medios ingresos los emplea en la producción agrícola (82%). El uso para consumo humano del agua en los países de altos ingresos es mayor (11%) que el utilizado en los de bajos ingresos (8%) con fines similares, no obstante que en estos últimos su población es varias veces más numerosa que la de los países ricos.
Las consecuencias de esta asimetría se observan en la deficiente calidad de vida de los países de bajos ingresos por falta de agua para el consumo humano de la población.
En nuestro país es notable esta iniquidad, no obstante que no somos deficitarios en recursos hídricos, pues se supone que el promedio per cápita que tenemos es muy superior al promedio mundial y estamos utilizando no más del 30% de nuestros recursos hídricos superficiales y el 3% del agua subterránea. La mayor parte de los recursos hídricos captados (80%) se utiliza en la producción agrícola preferentemente de exportación, mientras que los volúmenes de agua legalmente concesionados para uso humano llegan solamente al 1,22%.
Esta asimetría también es notable en las actividades de gestión. La importancia prioritaria que ha tenido la construcción de las obras físicas para el aprovechamiento del agua ha sido mayor al interés para cumplir con las tareas de operación y mantenimiento, protección y ordenamiento de los distritos de riego, capacitación y organización de los usuarios y la actualización del inventario para obtener la Huella Hídrica del País (volumen total de agua dulce usado en la producción de los bienes y servicios de una empresa, o consumidos por un individuo o comunidad).
El inventario de los recursos hídricos con el que contamos es de 1989, cuando nuestra población era cinco millones menos. El crecimiento poblacional urbano y campesino está localizado en lugares vulnerables porque son los sectores los cuales, por razones de pobreza, les han sido accesibles. Para corregir las asimetrías es indispensable actualizar la información para localizar y corregir las asimetrías, garantizando el desarrollo del país de manera equilibrada.
