Con asombro vemos el secuestro de la fragata argentina “Libertad” en el puerto de Tema en Ghana, en circunstancias en que aquella, por invitación del Gobierno de ese país africano, atracó en los muelles del puerto. El inaudito suceso ha merecido escuetas líneas en la prensa, pese a que este gravísimo acontecimiento es un aviso de lo que puede suceder a todos los países que conseguimos reestructurar nuestra deuda externa en la primera década de este siglo.
El problema de fondo está en que en las administraciones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se reestructuró en los años 2005 y 2010 la deuda externa -contraída por gobiernos anteriores- de 103 mil millones de dólares, habiéndose alcanzado un acuerdo con el 93% de los acreedores, a quienes se ha pagado, cumplidamente, cerca de 10 mil millones.
Un juez de Nueva York, Thomas Griesa, acogió el reclamo de los poseedores de NML Capital Limited de Elliot Management y Huntlaw Corporate Service, grupo que forma parte de los llamados “fondos buitres”, que operan en el mundo, comprando deuda subvaluada a precios ínfimos con el afán de cobrarlos al 100% de su valor nominal. Ante el fallo favorable del juez, el grupo NML pidió a la corte de Ghana que retenga la fragata argentina, lo que se cumplió el 2 de octubre. Originalmente hubo 326 tripulantes que fueron evacuados, quedando ahora 44 marinos, incluido el capitán.
El Gobierno argentino condenó esa resolución y dio un plazo de 30 días para que la fragata sea reabastecida y se le permita marchar. Lamentablemente el Gobierno ghanés no ha dado los pasos correctos y ahora pretende que la fragata se retire a otro muelle que no presenta las seguridades debidas.
Hace unos días, policías intentaron abordar por la fuerza el barco, lo que fue impedido con sus armas por los actuales tripulantes. El 13 de noviembre, el canciller argentino Timerman presentó su reclamo ante el Tribunal del Mar en Hamburgo y es de esperar que este obligue al Gobierno africano a dejar en libertad el barco y pague la indemnización debida a más de disculparse ante Argentina. Lo contrario crearía un gravísimo precedente.
No faltan los que por odio al gobierno de la presidenta Kirchner, dentro y fuera de ese país, hacen causa común con los buitres. A ellos dijo la mandataria: “Mi gobierno es temporal, lo que no es temporal es la patria, que es eterna”. Es hora de que Unasur, Mercosur y el Celac movilicen a sus pueblos y demuestren que Argentina jamás estará sola.
