El presidente Rafael Correa, en una de sus últimas sabatinas, habló de su preocupación por el estado de los archivos históricos y, ante el temor de su deterioro, indicó que ha comisionado al Dr. Guillaume Long para que, en su calidad de ministro de Talento Humano, tome las medidas necesarias para preservar y activar esa fuente de nuestra memoria histórica. Una vez más, la sensibilidad del Mandatario ha captado la urgencia con la que debe realizarse esa intervención.
En el país existen numerosos archivos. En conjunto proporcionan a los estudiosos nacionales y extranjeros la materia para sus investigaciones. Creo que la mayoría de sus contenidos no ha sido visibilizada aún y que existen verdaderos tesoros, que en manos de expertos pueden develar y modificar concepciones, fechas, ubicaciones geográficas, permitiendo mayores certezas acerca de nuestro pasado.
En lo que atañe a los archivos de Guayaquil, se requiere, a la brevedad posible, atención a sus necesidades que van, desde la dotación del personal necesario y especializado, hasta los espacios que ya resultan insuficientes para su desempeño. Los miles de documentos, fotografías, revistas, periódicos, deben ser digitalizados y dotados de lo adecuado en cuanto a ambiente, control de elementos destructores y ordenamiento de acuerdo a procesos, en función de proyectos bien diseñados.
Me consta que el personal del Archivo Histórico del Guayas hace prodigios con un exiguo presupuesto. Allí se realizan continuamente exposiciones, conferencias, encuentros con el público infantil, a más de servir eficientemente a quienes necesitan investigar. El proyecto ha conseguido, con el apoyo del Ministerio de Cultura, la presencia de ‘prometeos’ de la talla de la española María Luisa Laviana, entre otros, y su afán es convertir a su entidad en Centro de Investigación y Archivo, rol que ya cumple, pero que será reforzado y ampliado con la intervención anunciada.
Complementariamente, y con no menor importancia, el archivo del diario EL TELÉGRAFO, merece un trato similar. 130 años de nuestra historia se encuentran en su hemeroteca y fototeca. El antiguo local del Decano le brinda albergue en el centro de la urbe porteña. Bien podría trasladarse el Archivo Histórico a ese hermoso edificio, adecuadamente remodelado, para que allí funcione conjuntamente con el del periódico, integrando así el circuito cultural de la Universidad de las Artes, como parte del rescate del verdadero rostro de Guayaquil.
