En l962, Gonzalo Abad Grijalva fue ministro de Educación en el gobierno de Carlos Julio Arosemena y sentó las bases de la planificación educativa. Fue el maestro normalista más famoso de la época. Ocupó todos los cargos más importantes de la Unesco, a excepción de director general. Su obra fue interrumpida por la dictadura militar de 1963.
Galo García Feraud, como ministro de Educación (1979-1981) de la presidencia de Jaime Roldós, permitió una profunda reforma curricular en todos los niveles educativos con la participación de los maestros en la elaboración de los planes y programas de estudios.
Alfredo Vera Arrata, como ministro de Educación (1988-1991) del gobierno de Rodrigo Borja, emprendió la más importante campaña contra el analfabetismo en la historia de nuestro país.
En 2003, Rosa María Torres fue ministra de Educación por pocos meses en el gobierno de Lucio Gutiérrez. Tenía gran reconocimiento internacional como consultora en alfabetización y educación popular. Lamentablemente la pronta derechización del Gobierno y por su posición crítica fue separada.
Después de muchos años tenemos la oportunidad de contar con un ministro de Educación con grandes conocimientos sobre las políticas públicas de la educación nacional y con esfuerzo sostenido por un nuevo contrato social en la educación. Se trata de Milton Luna Tamayo. Esperamos que sus aportes sean significativos.
Tenemos que superar visiones parciales. Es urgente una reforma integral y profunda sobre la educación nacional, que enfrente los problemas actuales de los estudiantes y la contaminación integral.
Se requiere una propuesta educativa integral que integre lo corporal, emocional, intuitivo, intelectual, social y espiritual, elevando al máximo nuestras potencialidades y que enfrente el deterioro ambiental y el cambio climático. Que nos haga más humanos, incluyendo a todos, amorosos, solidarios y que contrarreste el peligro de la catástrofe planetaria. (O)
