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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

Afrobetizar

10 de junio de 2015 - 00:00

Es neologismo de armónico tuntuneo filosófico, político y educativo. Y posee tremendo axê por la relectura causada por la grafía. ¿Cierto? Clave cimarrona rompedora de sorderas gubernamentales, para que en los países de las Américas ocurra y transcurra por fin el proceso de desaprender, aprender y reaprender desde sus pueblos negros, o sea quebrar esas intermitencias de invisibilización. Bendita palabra afrobetizar, es ese ampliar conocimientos y saberes desde las comunidades negras a la diversidad americana, para liberar miradas, comprensiones y aprecios interculturales. Es renovar y mejorar la lucha contra el racismo institucional y poblacional, porque es ahí en mente y corazones donde se cocina a fuego lento. Hay que decirlo: los indicadores sociales y económicos aún son de vergüenza, con reconocibles avances en algunos países (en el nuestro, por ejemplo), pero es a tropezones y muy voluntarista.

“No hay realidad histórica que no sea humana”, dice Paulo Freire, en su Pedagogía del oprimido, pág. 116. Es una obviedad que se gambetea con mala fe para engordar las peores estadísticas referenciales a las comunidades afroamericanas, por ejemplo, en el Decenio de la Afrodescendencia (establecido por las Naciones Unidas) se plantean tres líneas fuertes de progreso antirracista: reconocimiento, justicia y desarrollo. ‘Olvidaron’ las reparaciones económicas, por la infinitud de horas-persona trabajadas sin remuneración y privación de derechos por siglos, para construir el capitalismo y las sociedades beneficiarias. Las decenas de millones de vidas cobradas y pagadas en las ventanillas del genocidio de las burguesías negreras de las Américas y Europa. Dándole la vuelta al palabrerío decenal: no hay ‘desarrollo’ (Buen Vivir o Ubuntu) sin ‘justicia’ social y esta a su vez necesita del ‘reconocimiento’ de aquella ‘realidad humana histórica’. Es cuando hay que afrobetizar con variedad pedagógica similar a la geografía social y cultural que somos.

Afrobetizar es hacer las preguntas políticas, incómodas podrían ser, desde las barriadas y territorios de las comunidades negras ecuatorianas, venezolanas, colombianas, etc., sobre la interculturalidad eficaz, en este interesante escenario político y social del progresismo latinoamericano. Hay en las constituciones artículos declarativos y mandatorios que son todavía adornos retóricos y leyes orgánicas desobedecidas por algunas instituciones estatales, en especial las de educación (¿hasta cuándo esperaremos la etnoeducación?).

Afrobetizar es ‘Casa afuera’ y ‘Casa adentro’, frases sustanciales del Maestro Juan García para referenciar las conexiones de los pueblos negros entre sí y con la pluralidad cultural, porque “las narraciones que la memoria de los mayores hace del pasado, para nosotros son un ejemplo de lo que éramos, pero también tenemos que verlas como una reclamación al Estado y a la sociedad dominante de lo que ‘dejamos de ser’”. El entrecomillado corresponde al Abuelo Zenón. (O)

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