Mi mamá era una activista, es decir una persona que hacía campaña para alcanzar un cambio político y social; yo era simplemente un “tirapiedras”, lo cual es absolutamente diferente. Mi madre era profundamente ideológica, yo solamente un revoltoso.
El activismo no es solamente cosa de adultos; necesitamos enseñar a nuestros chicos a ser activistas, si queremos que sean unos ciudadanos pensantes y comprometidos. Para lo cual debemos hacer que sean parte del cambio social ahora.
Mirando mi pasado, hubiera querido aprender algunas tácticas del activismo. Más aún, me hubiera gustado que me enseñen los conceptos de privilegios, prejuicios e interseccionalidad a una muy temprana edad, en lugar de haber crecido con un mal interpretado resentimiento social y alcanzado mi temprana madurez, ignorando las principales y primarias fuerzas sociales.
Y por eso aprendí a admirar a mis compañeros de universidad en Georgia Tech, pues desde muy niños habían aprendido a respetuosamente hacer activismo contra temas tan sensibles como la guerra de Vietnam y el racismo; y estaban dispuestos a morir por ello, como lo hicieron los estudiantes de la Universidad de Kent. Es por eso que creo que debemos enseñar a nuestros niños, desde primaria, a ser activistas.
Reconozco que esto es muy controversial. Parece que es potestad de los padres el reinar en el mundo del activismo y dejar que los niños sean niños. De pronto luce que el ser activista es solamente responsabilidad de los adultos, pues hacer activistas a los niños les arrebata la sonrisa y la felicidad de ignorar los fundamentales problemas de la vida. Sí, esa es una posición paternalista muy cómoda para los infantes, pero que escasamente los prepara para enfrentar los temas importantes de la sociedad.
Y la realidad es que los chicos saben lo que está ocurriendo. Internet ha derribado las tenues barreras de la supuesta protección familiar y tienen la información al alcance de la mano. Ellos son activistas por naturaleza; reconocen lo que es injusto, a pesar de no definirlo como justicia social. Y sienten y perciben lo que es el racismo, sexismo y la lucha de clases, tal vez en una forma muy poco compleja, pero que es sentida como inequidad. Es nuestra obligación como adultos hacer que lo comprendan perfectamente.
Y por favor, enseñemos que, a pesar de que algunas acciones son complementadas por redes sociales, el activismo es finalmente de seres humanos interaccionando cara a cara unos con otros. (O)
