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El Telégrafo
Mauricio Maldonado

Aborto y paternalismo

02 de febrero de 2019 - 00:00

Uno de los argumentos de uno de nuestros legisladores para oponerse al aborto en casos de violación es que, según ciertos datos del todo sesgados, el 93% de las mujeres violadas se arrepentirían, después, de haber abortado. Esta cifra no es real. Las publicaciones al respecto le fueron mostradas al asambleísta en cuestión. Y, sin embargo, tozudo, ha permanecido con fe ciega en sus argumentos.

Supongamos que fuese así, que el 93% de las mujeres se arrepintieran. ¿Sería este, en un estado laico y antipaternalista, un buen argumento para prohibir y penalizar el aborto en casos de violación? Creo que no. Un estado laico, liberal-democrático es, por definición, antipaternalista y antiperfeccionista. Lo que quiere decir que el Estado no debe comportarse como “un padre” respecto de sus ciudadanos, ni debe privilegiar determinados planes de vida sobre otros (por ejemplo, ser religioso en lugar de ser ateo, ser casto en lugar de llevar una vida sexual, etc.).

Se me permita una cita de Kant: “Nadie me puede constreñir a ser feliz a su modo… Un gobierno basado en el principio de la benevolencia hacia el pueblo, como el gobierno de un padre sobre sus hijos; es decir, un gobierno paternalista, en el que los súbditos, como los hijos menores de edad que no pueden distinguir lo que es útil o dañoso, son obligados a comportarse pasivamente para esperar que el jefe de Estado juzgue la manera en que deben ser felices y esperar su bondad, es el peor despotismo que se pueda imaginar”.

Pues bien, incluso si las cifras citadas por el asambleísta fuesen ciertas, ¿por qué debería el Estado anular un derecho defensivo -ese es uno de los aspectos del derecho al aborto en casos de violación- porque la mujer se arrepentiría? ¿Cuántas cosas debería prohibir el Estado en consecuencia? Los ejemplos son variados, incluso absurdos.

Se trata de un intento -paternalista, con tintes religiosos, perfeccionista- de controlar a la mujer. De impedirle evitar uno de los efectos no deseados y no consentidos de un acto injusto y delictual: la violación. Por otro lado, sorprende que quienes se ubican de este lado del debate se escandalicen con el supuesto arrepentimiento de las mujeres y mucho menos (a veces nada) con el hecho de que la mujer violada pueda terminar en la cárcel por haber abortado. Un sinsentido. (O)

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