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El Telégrafo

‘Pepe’ Mujica, un neoliberal de izquierda

07 de enero de 2014 - 00:00

@mazzuele

‘Pepe’ Mujica goza en esta temporada de un respeto universal. Sus valerosas iniciativas han despertado interés por los cuatro costados. A través del matrimonio homosexual y la legalización del aborto ha hecho de Uruguay el país más avanzado en América Latina en términos de derechos civiles, mientras con la apertura a la marihuana ha sido incluso precursor en dar una salida concreta al renovado debate sobre la lucha antinarcóticos.

Complementan el personaje su modo de vida frugal, esa historia de guerrillero que luchó en contra de la oligarquía colorada y de una nefanda dictadura que lo obligó a 14 años de cárcel, tras los cuales, una vez convertido a la política institucional, se ha mantenido sanamente recalcitrante a la vida mundana y a los viles afanes de enriquecimiento personal. Finalmente, sus discursos sobre las injusticias del sistema económico mundial se han viralizado haciendo de él un ídolo del verbo antineoliberal.

Curiosamente, The Economist ha escogido Uruguay como país del año 2013, lanzándose en una extraña efusividad hacia el anciano Presidente oriental. La revista británica podrá ser tachada de cualquier cosa, pero no es boba: jamás halagaría tan campechanamente a un adversario político. En efecto, en una entrevista realizada por Al Jazeera, la periodista le pide explicaciones sobre su reluctancia a tocar los ganglios de la economía. Mujica no elude la pregunta, y se declara impotente ante este sistema: “Soy prisionero de ese mundo”, nos intenta convencer.

Es curioso el paralelo que puede dibujarse entre Correa y Mujica. Ambos tienen una valentía y una timidez, pero en esferas diametralmente opuestas.Sería necio desmerecer los logros mencionados, pero es demasiada la facilidad con la cual sus críticas morales hacia el sistema capitalista se compran al costo de olvidar la gestión de la política económica de su país. Pocos saben, por ejemplo, que en Uruguay la precarización del trabajo sigue inmutada, la disciplina impuesta por el FMI un mantra implacable, la soja transgénica una triste realidad del campo, el dominio del capital extranjero una verdad incontrovertible, y la opacidad financiera tan alta que bordea la de un paraíso fiscal. Por no hablar de Kintto Lucas que, esperando encontrar algo más progresista, fue rápidamente removido como Secretario de Comunicación, ya que su discurso de democratización de los medios no tuvo acogida.

¿No será que, como escribía con elegancia Slavoj Zizek hace algunas semanas sobre Mandela, Mujica también es un héroe universal, idolatrado por izquierda y derecha, justamente en virtud de haber abdicado a la tarea de meter realmente mano al funcionamiento de la economía?

Es curioso el paralelo que se puede dibujar con el presidente Correa. Ambos tienen, por así decir, una valentía y una timidez, pero en esferas diametralmente opuestas. En el campo de los derechos civiles, Mujica ha decidido ser valiente, mientras aquí rigen aún los rezagos de un conservadurismo paradójico. En lo económico, en cambio, Ecuador no habrá superado el capitalismo, pero ha entrado en un terreno decididamente posneoliberal, desafiando poderes fácticos enormes. Eso en Uruguay no está ni lejanamente en la agenda. La diferencia es que los medios, si eres valiente en lo primero, te pintan como un héroe, en lo segundo como un populista marrano.

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