Dawson City: Frozen Time, o cómo volver al cine mudo y a la historia

Los trabajadores de un proyecto comercial encontraron enterradas 500 latas con rollos de películas de la era en la que no existía el sonido en la gran pantalla. Estaban excavando en Dawson, una pequeña ciudad del norte de Canadá, que fue uno de los principales puntos de comercio de oro en el siglo pasado.

Las latas fueron enterradas en una piscina que luego se convirtió en una cancha de hockey sobre hielo. Su dueño las dejó allí por el costo que implicaba su traslado, sin pensar que la historia a veces puede ser cíclica. Cuando los trabajadores de esta era dieron con el material lo primero que hicieron fue constatar si eran de nitrato. Las expusieron al fuego, y sí, a diferencia del celuloide posterior, se incendiaban en segundos.

A través de la intervención de algunos cinéfilos e instituciones, ese material se rescató y envió a los Archivos Canadienses en Ottawa y a la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Los expertos encontraron en este material unas 370 películas comerciales de las décadas de 1910 y 1920 que fueron desechadas luego de la explotación en la zona.

Con el rescate de este material el mundo descubre los modos de representarse en filmes caseros, noticieros de la época, los viajes constantes, los sobornos en el béisbol o el inicio de la fortuna de la familia Trump ligada a la prostitución. Bill Morrison utiliza estos fragmentos del cine mudo y sus extravagancias para reconstruir un documento histórico al cual combinó con la música de Álex Somers.

Dawson City es la historia de la humanidad, la manera en que se funda una ciudad en pos del progreso que busca explotar el oro, beneficia a ciertos grupos económicos y desplaza a poblaciones originarias. Finalmente esta colonización acaba al planeta. (I)