Se celebró en Guayaquil un evento institucional para reconocer el desempeño de los atletas ecuatorianos en los pasados Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. En estos juegos, Ecuador obtuvo el mejor resultado, situándose dentro del grupo de 10 países cuyos atletas obtienen más cantidad de medallas. En el caso de los Panamericanos, el Ecuador consiguió un total de 32 medallas (7 de oro, 9 de plata y 16 de bronce) superando las 19 medallas obtenidas en Río de Janeiro en 2007 y las 24 alcanzadas en Guadalajara en 2011. En los juegos de Toronto han participado  más de 5.000 atletas de 41 países. El Ecuador estuvo presente con una delegación de 167 deportistas que compitieron en 26 diferentes disciplinas.

El hecho de que haya deportistas ecuatorianos entre los mejores de sus respectivas categorías es sin duda un motivo de orgullo y satisfacción, ya que estos excelentes atletas se convierten en referentes para el conjunto de la población. Tal vez sea necesario que tengan la visibilidad que proporciona el éxito deportivo para podernos transmitir los valores que se asocian a la práctica cotidiana de actividad física y nos animen a hacer cada día un poco más de ejercicio. En realidad, como ellos mismos nos cuentan, en el deporte se conjugan valores universales como la amistad, el respeto, la diversión, la perseverancia, la humildad, la disciplina, la cooperación o incluso la familia. El deporte es, en ese sentido, una escuela de vida, ya que ayuda a plantearse metas, a saber aceptar la derrota y a levantarse ante las adversidades.

En palabras de Valeria Echever, oro en karate, “el deporte te ayuda a crecer como persona, a ser mucho más disciplinado, a ponerte metas, luchar por ellas y a levantarte después de cada caída”. No se trata de vencer a los rivales, sino más bien a uno mismo. En ese sentido, Naisi Dajomes, plata en pesas, afirma que “nuestros rivales no son realmente rivales: son compañeros que nos motivan a entrenar mejor y más duro”, de forma que “uno siempre compite con uno mismo, no con su rival”. Por su parte, Angie Avegno, plata en canotaje, considera que la humildad es un valor fundamental en el deporte. Lo resume categóricamente: “para llegar en primer lugar, debes quedar último; hay muchos momentos en que quedas último, pero eso es justamente lo que te motiva para competir cada vez mejor”.

Contar con esta base de valores es la garantía para la práctica saludable del deporte. Hay otro tipo de prácticas que, por el contrario, no son nada saludables. Hay deportistas que, movidos por un excesivo afán de superación y adulterando el sano espíritu de la competitividad, pueden incurrir en prácticas completamente insanas, como puede ser el uso de sustancias prohibidas (el ‘doping’) que, además, ponen en riesgo su propia salud. Otros fuerzan su cuerpo hasta límites que pueden dejarles secuelas en el mediano y largo plazo o exhiben actitudes alejadas del espíritu atlético, como la soberbia o el escarnio de los perdedores. El deporte puede ser, por tanto, saludable o insano según los valores que proyectemos en nuestras prácticas cotidianas.

El Estado ecuatoriano está haciendo un destacable esfuerzo por estimular el deporte en nuestro país. Fruto de ello es el éxito histórico en los juegos Panamericanos. Todos debemos felicitarnos por ello. Sin embargo, tan importante como promover el alto rendimiento deportivo y obtener buenos resultados en las competencias internacionales es transmitir los valores del deporte al conjunto de la sociedad. Por ello, desde el Ministerio del Deporte se desarrollan programas como ‘Actívate Ecuador’ o ‘Ecuador es tu cancha’, destinados a estimular la actividad física recreativa, o se recomiendan prácticas como la ‘pausa activa’, que debería implementarse regularmente en nuestros respectivos lugares de trabajo. Según la Encuesta de Calidad de Vida, entre 2006 y 2014 se ha incrementado en casi 9 puntos porcentuales la proporción de personas que practican deporte (pasando del 28,6% al 37,3%). A pesar de que se han reducido las brechas, persisten diferencias sustanciales según sexo y edad. En general, los hombres tienden a practicar deporte con más intensidad que las mujeres y es frecuente que con la edad las personas se vuelvan más sedentarias.

Debemos, entonces, estimular especialmente la actividad física de las mujeres y de las personas adultas mayores. De esta forma, podemos acercarnos un poco más al objetivo de tener “una mente sana en un cuerpo sano”.

Valeria Echever, oro en karate, resume esta idea de una forma magistral: “El deporte promueve el buen vivir, porque te ayuda a ejercitarte y a cuidar tu salud”. (I)