Considerado por el Libertador Simón Bolívar como el hombre más importante que había conocido, Simón Rodríguez fue su amigo, maestro, compañero de camino e inspirador para la construcción de un nuevo mundo. Inventar o errar fue una de sus mayores enseñanzas. Entendió bien que en estas tierras nuevas debía surgir una manera innovadora de construir un ser humano digno de la recién conquistada libertad.

Como los precursores, se adelantó a los siglos con la sola convicción de que había primero que entender al hombre y, según sus aptitudes, ayudarle en el desarrollo pleno de sus facultades.

Creía Simón Rodríguez en una educación revolucionaria que no debía copiar lo que venía de Europa, sino ir formando una identidad propia de acuerdo a nuestras realidades y naturalezas.

Hoy, cuando el mundo entero cuestiona la educación tradicional que no construye sino destruye la creatividad humana, las ideas de este hombre singular y único deberían re-estudiarse para entender nuestro origen como herederos de todas las culturas, de todos los hombres y de todos los tiempos.

Simón Rodríguez es un extraordinario personaje, olvidado e incomprendido por quienes poco hicieron para desarrollar la originalidad propia del hombre americano.

Si luego de conocer las ideas del gran venezolano las incorporamos a este despertar de una nueva civilización humana, podríamos estar produciendo no solo ideas universales, sino fundamentalmente, creando conceptos, criterios, construcciones filosóficas, diseños y procesos nuevos para estos nuevos tiempos. Es nuestro mayor deber porque, para juntos construir la sociedad del Buen Vivir, es indispensable entender el camino recorrido, enmendar tantos errores y caminar por una senda donde la personalidad diversa de nuestra gente pueda manifestarse con toda su plenitud.

“Formar ciudadanos por medio del Saber” -proponía este hombre único y original. Decía que había que educar mezclando la técnica con el espíritu. Y eso es precisamente el cerne de la nueva educación liberadora. Todavía hay tiempo, ya hemos comenzado; que sea bienvenida en nuestra memoria la figura y la enseñanza cariñosa del maestro del Libertador de América. (O)