Los fusiles ideológicos, políticos y materiales apuntan con su mira puesta, con certera dirección, al proceso revolucionario de la patria de Bolívar y Chávez, y solo el pueblo venezolano puede salvar esa patria a la que se ha volcado la vorágine de la violencia, desatada por el capitalismo, con la que pretenden desestabilizar ese proceso sometido otra vez a una durísima prueba.
El proceso quiso ser abortado con el golpe de Estado de 2002 en el que hasta llegaron a posesionar en la Presidencia a un tal Carmona, que duró unas pocas horas hasta que el pueblo se enterase de la prisión de Chávez y saliera a las calles a demandar su reposición.
Los promotores culpables de los muertos y heridos que provocaron esa asonada no fueron castigados y ahora retornan al escenario agresivo contra Venezuela, con renovadas estrategias impulsadas por la CIA y la voracidad de las empresas que quieren apoderarse de su abundante petróleo.
Luego vino la crisis de la sucesión por la inesperada muerte del líder Chávez y la perversa intención de desconocer, por estrecho, el triunfo de Maduro, pero el pueblo -¡otra vez el pueblo!- venció en las elecciones seccionales y la CIA aprendió y comprendió que por la vía electoral no se podía liquidar el proceso bolivariano.
Y apareció la ‘guarimbería’ que, con apoyo de la extrema derecha fascista, se ha ido perfeccionando desde que apareció en 2004, que es el nombre criollo de convertir en violencia implacable todo tipo de acciones, desde botar ex profeso basura a la calle, agredir a los habitantes y comerciantes del sector urbano hasta la utilización de asesinos francotiradores, delincuentes del crimen organizado, traficantes de drogas y mercenarios, que incendian vehículos, edificios públicos, escuelas y hasta universidades.
Gracias a la iniciativa de Unasur, a la apertura indispensable del gobierno de Maduro, a la intervención imparcial de un delegado del papa Francisco y al respaldo del pueblo venezolano, se sentaron con el Gobierno en la mesa de diálogo sectores de la beligerante oposición y empezaron un proceso que busca cambiar la violencia y la muerte por la paz y por la vida.
En la primera reunión, transmitida por televisión para toda América por Telesur, permitieron conocer detalles importantes, como que la ‘guarimbería’ actúa más en los barrios aristocráticos y no en los populares.
Eso nos retorna a la convicción de que solo el pueblo salva al pueblo; y que el venezolano, con la espada de Bolívar y el pensamiento de Chávez en sus manos y corazones, terminará por recuperar la paz al costo que sea, cuando ya lleva 50 muertos y la impunidad de sus asesinos.