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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿Un ciclo de la RC y de AP ha llegado a su fin?

23 de marzo de 2014

@OrlandoPerezEC

Posiblemente no. Hay mucho recorrido pendiente, aunque para el análisis la pregunta sea válida y provocadora. Empecemos porque la Revolución Ciudadana cumplió siete años de vigencia y permanencia. Y como el siete es un número especial, mágico y hasta enigmático, sirve también para entender esos ciclos de los que hablan las Escrituras.

En ellas se usa con frecuencia para situar la calidad de lo completo o para explicar el recorrido de un organismo en un tiempo concreto. Pero también se utiliza para fijar como un límite o para conducir a feliz término un trabajo. Por eso la semana tiene siete días, hay siete notas para componer una canción o los múltiplos de siete en la edad de las personas fijan etapas clave.

El ciclo de estos siete años, para la historia, será posiblemente el del proceso constituyente. Aunque no ha concluido, sentó las bases de la institucionalidad que ahora vivimos, pero que ha significado un tiempo de un intenso conflicto democrático en todas las áreas y tareas.

Y por eso, pensando que para el análisis usemos el siete como cabalístico, habría que imaginar que ahora debe empezar un nuevo ciclo donde existan otros símbolos movilizadores, estímulos colectivos y políticos para dar un salto cualitativo en ese deseo de transformar la realidad a favor de una sociedad de justicia social, equidad económica y respeto absoluto de los derechos fundamentales.

Por supuesto, no se trata de modificar la esencialidad del sentido del cambio. Lo fundamental es que la Revolución Ciudadana y Alianza PAIS asuman el reto de pensarse desde adentro para ir más allá de lo alcanzado. Lo señalo porque estos actores políticos marcan una etapa trascendente en la vida de las personas, de la democracia y de las organizaciones políticas en general.

Los ciclos son, además, momentos vitales para evaluaciones necesarias y proyectivas. En este caso, para la etapa democrática del Ecuador, el ciclo de la Revolución Ciudadana está exigiendo ese salto desde una profunda convicción revolucionaria, que no se ancla a una ortodoxia ni tampoco a modelos conjugados desde las partes sino desde las totalidades de la compleja lógica política.

Estos actores políticos (dominantes para unos, hegemónicos para otros) han politizado los debates y también han tensado muchas situaciones al punto que quienes se asumían como izquierdistas puros o liberales tapiñados ahora se unen en un solo bloque. ¿Fue un fenómeno catalizador? Y por lo mismo, no solo hay que sostener esa idea de politizar hacia la izquierda, sino que hay que ‘populizar’ esa discusión, sin clientelismo ni populismo, solo para entender qué cambios en la conciencia han ocurrido en las clases sociales, hasta dónde bajar la pobreza y redistribuir mejor la riqueza. El  mensaje es que el ciclo que se inicia debe ser tan potente como fue el espíritu movilizador de 2007.

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