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El Telégrafo
Ketty RomoLeroux G.

Reflexiones sobre Charlie Hebdo

29 de enero de 2015

La humanidad acaba de vivir un momento trágico, producto del ataque al semanario satírico Charlie Hebdo, en París, el pasado 7 de enero. Ejecutado por los hermanos Cheric y Said Konachi, de la organización terrorista Al Qaeda. La misma que el 11 de septiembre de 2001, en nombre de la “justicia infinita” y de “la libertad”, se la culpó de echar abajo las Torres Gemelas. El atentado actual se origina por la publicidad de una caricatura del profeta Mahoma con ilustraciones burlescas que consideraron ofensivas al islam.

¿Qué es el islam?

Es una religión, y como tal es la aceptación y sometimiento a la enseñanza y consejo de Dios, que está por encima de todas las cosas. Su profeta es Mahoma. No existe un retrato de él.  Lo que no ocurre con el cristianismo, en donde se pinta a Jesús de distintos tamaños y colores. Ni características de él y del libro sagrado, el Corán. Los musulmanes son fanáticos y hacen respetar sus principios religiosos. Abundan en la historia ejemplos en los que se condena a muerte a personas por haber proferido comentarios despectivos contra Mahoma. Así nos explicamos la reacción de los hermanos Konachi. De uno de los cuales la Policía encontró el carnet de identidad en el momento del tiroteo. Recordemos que entre las ruinas de las Torres Gemelas las autoridades también encontraron el pasaporte intacto de uno de los secuestradores del 11-S.

¿Pura coincidencia?

“Toda persona tiene derecho a la libertad de religión…, de opinión y de expresión…”, dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero esta libertad religiosa no da derecho a matar en nombre de la religión. La libertad religiosa es un derecho universal, pero sin ofender a nadie, sin abusar de este derecho.

Como tampoco se puede burlar de ningún personaje religioso, cualquiera que este sea. “Uno no puede ofender, hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión o en el nombre de Dios”. “No se puede provocar. No se puede insultar la fe ajena”, expresó el papa Francisco en una entrevista realizada en días pasados en la Santa Sede. Así como es inaceptable incluir en los medios caricaturas de personajes religiosos. No se puede tampoco abusar de la libertad de expresión. El papa Francisco dijo al respecto: “La libertad de expresión tiene sus límites”.

En lo demás, el martes 13 se enterró a las víctimas de los atentados. El semanario satírico, desafiante, publicó en su portada a Mahoma, bajo el título ‘Todo está perdonado’. Entre tanto, se ha levantado en todo el mundo una ola de odio contra los musulmanes.

Lo acontecido nos lleva a reflexionar sobre el porqué aquellos actos terroristas, realizados con un pretexto religioso, se llevaron a cabo en Francia, en un momento en el que su presidente François Hollande, que se decía socialista, ha abandonado su política de independencia para ponerse al lado del imperio norteamericano. Antes del suceso solo contaba con el apoyo popular del 15%. Hoy, con el 40%.

En todo caso, más allá de lo ocurrido el 7 de enero, interesaría saber si se trata de un hecho aislado o si estamos ante el inicio de un plan político imperial destinado a incendiar el planeta.

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