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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Reelección indefinida, alternabilidad y meritocracia

19 de julio de 2014 - 00:00

En las empresas, compañías, instituciones sociales, incluidas las entidades sin ánimo de lucro, la continuidad o reelección de sus creadores, líderes, directores o gerentes de cualidades extraordinarias, es la condición indispensable que garantiza, como en el campo político, la consolidación de los sueños de los que iniciaron y construyeron grandes empresas y transformaciones sociales.

James C. Collins y Jerry I. Porras, profesores de la universidad de Stanford, en el libro Empresas que perduran, luego de una severa selección, durante seis años estudian a las 18 empresas más longevas con excepcionales resultados y a las que consideraron las más importantes de sus competidores en los respectivos campos en que no alcanzaron a ser las primeras. Me referiré exclusivamente a la tabla A.3 donde se pone la compañía visionaria y la de comparación, que puede ser una compañía visionaria o de liderazgo carismático.

Contaron en ambos casos con ejecutivos que “mostraron elevados niveles de perseverancia, vencieron grandes obstáculos, atrajeron a personas responsables, influyeron en grupos de individuos para alcanzar las metas y desempeñaron un papel clave para guiar a su compañía a través de episodios cruciales de su historia”. Ser un líder visionario o carismático no aparece como una variable distintiva. Lo que sí me llama extraordinariamente la atención es que en ambas empresas la duración de los que inicialmente estuvieron a cargo de su dirección igualmente fue larga, su promedio fue de 32,9 años. Este  dato nos lleva a algunas reflexiones. La creación y consolidación de una gran empresa no se lo puede hacer en tan solo 5 o 10 años, la historia nacional o mundial así lo demuestra.

Una de las causas del fracaso de los grandes proyectos políticos es la poca duración en la dirección de los gobernantes que inician grandes transformaciones en las comunidades, naciones y países. Los líderes extraordinarios que no continúan un tiempo suficiente en la dirección de los procesos de transformación, por la alternancia con otros líderes ordinarios, ve debilitar y muchas veces truncar los procesos de  transformación. Comprobamos el corto gobierno de Lenin y el desvío del proceso por parte de Stalin. El excesivamente corto gobierno de Vicente Rocafuerte, en la historia ecuatoriana, dominada en ese momento por un mediocre como lo fue Juan José Flores. El gobierno del Libertador Simón Bolívar, debilitado por intereses internos y externos, casi asesinado y excluido por algunos de sus ambiciosos lugartenientes.

Lo más difícil para todo ser humano es cambiar lo que en gran parte ha realizado en su vida y sigue haciendo en el presente. Solo excepcionalmente se puede cambiar: al salvarse de morir, un acontecimiento extraordinario en la vida, un cambio religioso o ideológico revolucionario. Si no suceden algunas de las situaciones señaladas, las personas harán en el futuro lo que hicieron en el pasado y hacen en el presente.

Los grandes empresarios y los que tienen las más grandes fortunas, que aspiran a ser presidentes y hasta llegan a alcanzar ese objetivo de sus vidas, lo hacen tan solo por satisfacer su ego, seguir acumulando más dinero y poder. La historia lo demuestra en múltiples países. Sin embargo, para llegar a la máxima dirección de la política, proponen la alternabilidad, cuando por su propia experiencia saben que el relevo prematuro, la alternancia precoz, no consolida los procesos, al igual que una muy buena enseñanza no produce un cambio profundo, verdadero en los países, sin un refuerzo adecuado, sin la consolidación de instituciones económicas y sociales inclusivas.

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