Ecuador, 17 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Fabrizio Reyes De Luca

Profesionales de la política

26 de marzo de 2015

Tengo una gran admiración por los políticos, no obstante las objeciones sociales que se plantean contra estos, porque no entienden o irrespetan la tarea a ellos encomendada por sus mandantes.
Los políticos son personas entregadas a su profesión. Es difícil verlos fuera del contexto de su trabajo. Son personajes de multitudes. Son escasos en ambientes de distracción y esquivos para la socialización, si esta no conlleva la suma de votos.

Estos profesionales de la gobernanza desconocen otra diversión que no sea la política. Cuando son opositores se la pasan amarrando voluntades en contra del que está arriba. Si obtienen el poder trabajan muchas horas todos los días, a costa de sus familias. Intentan cumplir a cabalidad con los planes por los que obtuvieron el favor popular.

En el poder invierten mucho tiempo en esquivar los dardos de la oposición y las zancadillas de sus ‘amigos’ que siempre están adulándolos por su superioridad intelectual.

Los políticos, particularmente de los niveles bajos y medios, obtienen poder cuando están bien engranados, porque tienen que ganar dos veces: derrotar a sus rivales y que sus jefes también triunfen, si no, se quedan sin pan ni pedazo.

El ciudadano que se dedica a la política siempre dice que sí, sin importar la petición, aunque el cumplimiento de su palabra esté lejos de su alcance. Es un vendedor de ilusiones. Promete y promete hasta conseguir los votos. Después de vencido, olvidar lo prometido, será su proceder.

Los viejos políticos son de sangre fría y duermen en la cama de la realidad. Todo lo negocian y aprovechan las coyunturas, canalizándolas a su favor. Se hacen los simpáticos y saludan a todos. Tienen una memoria prodigiosa para recordar nombres y escuchan chismes por entretenimiento.

Cuando están abajo son accesibles, pero la victoria los torna invisibles. Conocen el tiempo político como los meteorólogos pronostican el clima; las jugadas las hacen tomando en cuenta el flujo y reflujo de sus fuerzas.

Esto hacen los políticos con sus planes y estrategias, porque hay muchos que viven en la política y flotan en ella como mancha de aceite.

Como explica José Luis Martín Descalzo, en su obra Razones para la alegría: “En el mundo hay dos clases de hombres: los que valen por lo que son y los que solo valen por los cargos que ocupan o por los títulos que ostentan. Dentro de los segundos, se encuentran los que se aferran a los puestos sin reparar a quien le pasan el rollo, con tal de mantenerse en ellos. Qué poco vale el que tiene como meta en su vida conservar un puesto al precio que sea, olvidando que el día que se muere, lejos de dejar un vacío en el mundo, se limita a ocuparlo en un cementerio”.

En política hay buenos y malos. No son ángeles ni demonios, sino artífices del poder. Algunos usan la política como garrocha para subir y otros para servir; pero todos buscan tener poder sobre los demás. Mientras los pastores viven por su rebaño, los políticos viven para y por su pueblo.

Contenido externo patrocinado