Solo con la decisión de la Corte Constitucional de admitir al trámite el pedido de referéndum para abrir el camino a la reelección del presidente Rafael Correa, la oposición ya siente otra vez la tembladera y el pánico al vislumbrar su aplastante derrota electoral en 2017, por la fortaleza del gran líder, que se afianza cumpliendo, inquebrantable, la promesa se servir a quienes más necesitan, la mayoría del pueblo ecuatoriano; aunque reiteradamente ha insistido en sus vacaciones y expresado su agradecimiento a los jóvenes fundadores del colectivo ‘Rafael Contigo Siempre’, comprometidos, por su cuenta, a recolectar firmas para derogar la transitoria que impide al mandatario a una nueva postulación.
Aunque Alianza PAIS deja entrever que serán otros de sus líderes que tomarán el poder en 2017, la oposición, incluidos los columnistas alineados en la derecha, comenzó otra vez a descargar su odio, a organizar campañas de calumnia y a promover la violencia callejera con el soterrado propósito de derrocar al Gobierno y a su conductor, mediante la subversión, recursos ilegales o golpe de gracia.
Por allí abogados sin clientela y otros dizque especialistas en derechos humanos, en un acomodado foro, se arriesgan, sin fundamento, a sostener que en Ecuador el
Gobierno acalla las voces críticas y que hay más de 700 casos de persecución política. Esos contrarios, mientras tanto, reunidos libremente, sin restricciones, formulan acusaciones y difunden sus propias y antojadizas versiones; de otro lado, paradójicamente, vociferan que en el país no existe estado de derecho, ni democracia ni justicia independiente; es que en el fondo, en complot con los dirigentes de la oposición, promueven otro intento de escándalo para desprestigiar al régimen del Buen Vivir.
Como a los grupos políticos de oposición no les ha dado resultado favorable su campaña agresiva contra el liderazgo de Rafael Correa, los conatos callejeros y sus llamados a la insurrección, planifican otro frente para defender la transparencia de los votos, dejando notar presunto fraude del oficialismo, cuando Alianza PAIS, con su programa de reivindicación en todas sus vertientes -social, económico y cultural- ha consolidado la confianza y el apoyo de la mayoría de los ecuatorianos.
La oposición beligerante, desalentada por no encontrar el presidenciable único, y frente a la insistencia de los jóvenes del colectivo ‘Rafael Contigo Siempre’, ahora ha retomado el tema de las cadenas y el mensaje sabatino para repetir que se trata de propaganda electoral anticipada. Los periodistas privados todavía no entienden que ese espacio se moviliza por todos los rincones de la patria para que el gobernante Rafael Correa rinda cuenta de su gestión administrativa, responda a las ofensas de ciertos articulistas y clarifique la distorsión de los hechos. No se trata de campaña electoral, sino de un avance en el proceso de la comunicación para lograr un equilibrio en el tratamiento de los sucesos y la formación de una correcta opinión pública.
No hay duda de que la prensa comercial se ha preparado y, al disimulo, ya entró a librar los primeros enfrentamientos en busca de recuperar el poder mediático y proteger los intereses de sus aliados, que añoran la era del saqueo neoliberal. (O)
