La oposición en sus variantes frentes: la prensa comercial, los grupos políticos borrados del mapa que pugnan por reinscribirse, la bancocracia, la izquierda infantil, sector de indígenas despistados y los resentidos; acosada por una rabia agresiva y peligrosa, promueve el escenario de la consulta por la no reelección sobre la base de una inalcanzable unidad, que no funcionará jamás, por los intereses y ambiciones de los supuestos dirigentes, que insisten en volver al pasado neoliberal para continuar el voraz enriquecimiento y el disfrute de otros privilegios, ya derogados por el Gobierno de la Revolución Ciudadana.
Ciertos articulistas de los medios de comunicación “independientes”, como reconocen la honradez, capacidad y eficiencia del líder Rafael Correa, el único opcionado para ratificar, con el apoyo popular, su presencia presidencial en 2017, en sucio complot sincronizan una campaña de calumnia, insultos y tergiversación de los hechos con la intención de minimizar u ocultar la gran obra social del gobierno socialista siglo XXI, sin descartar insinuaciones golpistas, como último desesperado recurso para acabar con el régimen del Buen Vivir.
Un articulista privado, inclinado a la pedagogía, explica con gesto acusador, que “Ecuador no es propiedad de un presidente, ni tampoco de un partido político”; pero se olvida que este régimen avanza no por milagro, sino como reitera el Primer Mandatario, “en base a un cambio en las relaciones de poder; hoy es el pueblo ecuatoriano el que gobierna”.
Otro odiador, alineado en la oposición, de soslayo da a entender, en su apresurado comentario, que se ha puesto en evidencia la concentración del poder en el Ejecutivo y con ello el abuso y corrupción se campean sin sanción alguna. Se recuerda, como respuesta, que hoy rigen 5 funciones del Estado con plena independencia y autonomía, como en ninguna época de la era republicana y que el Gobierno señala que la transformación de la justicia es una prioridad y necesidad, como el acertado camino para consolidar el estado de derecho. Hoy se aprecia más eficiencia en la aplicación de la justicia con menos niveles de impunidad e irrespeto de los derechos humanos.
Otro comentarista, conocido por su rabioso comportamiento, reclama a la oposición, unidad para enfrentar al Gobierno por la ola de agresiones, persecuciones y desplantes e insinúa el rescate de la libertad. El contumaz crítico, paradójicamente, de forma continua, agrede en sus escritos al Buen Vivir con entera libertad y desplante y no es un perseguido.
En el año de las definiciones electorales, se agregan otros analistas y en su apresuramiento y adulo a la oligarquía confunden, gobernante de recia personalidad con despotismo; dictador, que en la práctica es un tirano, con demócrata gobernante que respeta las funciones del Estado, garantiza la libertad y permite las actividades de los partidos políticos.
Rafael Correa ejerce la Presidencia de la República por la voluntad popular. En su régimen socialista siglo XXI rige la libertad para expresarse y de acción, pero eso sí, no se admite la conspiración, la calumnia y la ofensa.
La rabia y el miedo aprisionan a la oligarquía y sus seguidores que sienten perder sus privilegios con el avance del proyecto político de la Revolución Ciudadana, la consolidación de la democracia, el poder popular y la justicia social. (I)