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El Telégrafo
Nancy Bravo de Ramsey

Marcha de la Marihuana

06 de mayo de 2014

Se viene realizando a nivel mundial, a partir de 1999, de manera simultánea pero a la vez con autonomía en los países donde se desarrolla. Cada año es mayor el número de participantes y mayor el número de naciones en donde cultivadores, consumidores y organizaciones sociales organizan la Marcha Mundial de la Marihuana, que se cumple siempre durante el primer sábado de mayo.

En el sur de nuestra América, este curioso y debatido desfile fue visto el pasado sábado 4 entre fanfarrias, disfraces y números artísticos, en México, Colombia, Argentina –con 19 ciudades que sumaron más de 200 mil personas–, Chile –en 6 urbes–, Uruguay, aquí dentro de un clima de expectación por la entrada en vigor de una nueva ley que regula el mercado de la marihuana y sus derivados, mientras se exhibían con orgullo las primeras hojas de marihuana liberada, dentro de un mundo de prohibición. Cada lugar en donde se desarrolla la Marcha Mundial de la Marihuana tiene sus propios objetivos de acuerdo a su realidad y sus aspiraciones.

Ellos van desde la exigencia de la normalización de la situación de la planta del cáñamo índico conocido como cannabis, hasta la petición de concluir con la criminalización y persecución de sus cultivadores y usuarios, así como el reconocimiento de los usos medicinales e industriales de la marihuana y la regulación del acceso a ella.

Pero no podemos soslayar el hecho de que en el tema se encuentran involucrados tanto los cultivadores de la planta como sus consumidores y, sobre todo, los traficantes que han logrado de este ilegal negocio un importante poder económico en el que intervienen innumerables personas pertenecientes a diferentes naciones, causando graves daños sociales por su venta y consumo, al igual que sucede con la comercialización de otras drogas como la cocaína. ¿Acaso será lo más sabio la legalización de esa droga, al igual que el darle igual trato liberador a la marihuana, siguiendo el ejemplo de Uruguay con el cannabis? Quienes apoyan esta posibilidad sostienen que sería lo correcto, pues de tal manera se estaría dando comienzo al final del narcotráfico.

Según las investigaciones realizadas, más de 400 sustancias químicas componen el Cannabis sativa, nombre científico de la marihuana. De entre ellas, aproximadamente unas 60 son cannabinoides, siendo una el principio activo del arbusto y, por lo tanto, el principal causante de sus efectos. Al ingresar estos componentes en el organismo, actúan principalmente en el cerebro, interviniendo en el proceso cognitivo o el procesamiento de las emociones, así como en los ganglios, las amígdalas, el bazo o el corazón. Como resultado del uso, y peor aún del abuso de la marihuana, esta influye en la memoria o el aprendizaje, así como en las emociones, la coordinación motora, el sistema inmunológico y el ritmo cardíaco, entre otros órganos y procesos anatómicos, dependiendo todo ello de diversos factores, como la edad, el nivel de toxicidad de la planta, etc. En resumen, su abuso provoca graves lesiones físicas y mentales.

Otra cosa es el uso de la marihuana en el plano científico y medicinal, pues se ha demostrado a plenitud la capacidad analgésica de la marihuana frente a enfermedades graves y catastróficas como el cáncer, el sida o la esclerosis múltiple.

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