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El Telégrafo
Juan J. Paz y Miño C.

Los empresarios

22 de junio de 2015 - 00:00

La historia empresarial en Ecuador está en pañales. Un investigador guayaquileño publicó varios tomos sobre el tema. Otras investigaciones aportan indirectamente.

Durante el siglo XIX dominaron hacendados, comerciantes y banqueros. Los escasos industriales solo aparecen a fines de siglo. El Estado no intervenía en la economía, no existían impuestos directos (los aranceles siempre fueron resistidos) y los gobiernos respondían a sus intereses.

A pesar de esa absoluta “libertad empresarial” Ecuador no progresó; pero se consolidó el abismo entre las familias adineradas y el conjunto de la sociedad, con trabajadores sujetos a relaciones serviles, salarios bajos y hasta miserables, sin legislación sobre derechos laborales.

Desde su creación (1889), la Cámara de Comercio de Guayaquil (desde 1908 C. C. y Agricultura) y la de Comercio, Agricultura e Industria de Quito (1906) fueron reconocidas por el Estado como obligadas consultoras. Durante la “época plutocrática” (1916-1925) los bancos determinaron toda política monetaria y financiera.

La Revolución Juliana (1925) inauguró la “función social” de la propiedad y dictó las primeras leyes laborales, recogidas en la Constitución de 1929. Fue pionera en institucionalizar impuestos directos sobre rentas y ganancias, predios y herencias. En 1928 la Cámara de Comercio y Agricultura de Guayaquil cuestionó el impuesto predial; en 1930 lo hizo contra aranceles, impuesto a la renta y el de ventas; en 1935, el Primer Congreso de Industriales pidió proteccionismo arancelario, pero rechazó los impuestos sobre la renta y sobre ventas “porque ambos resultan odiosos”. El Código del Trabajo (1938) fue tildado de “comunista” por los empresarios.

Cuando era académico, Osvaldo Hurtado constató en su libro (1977) que no había una “burguesía nacional”, que los empresarios no eran portadores de la modernización, tenían “escasa conciencia nacional”, “poca creatividad”, “hábitos dispendiosos”, y que su interés en el control del Estado era muy modesto: “Justificar o cubrir evasiones tributarias, mantener protecciones arancelarias, eludir el cumplimiento de las leyes laborales y, en general, mantener el marco estructural que les permita obtener fáciles ganancias en una economía no competitiva”. Otra investigación realizada en la PUCE-Quito, sobre pronunciamientos de las cámaras de la producción entre 1979-2006, demostró que siempre fueron constantes: defensa de la propiedad privada, rechazo al “estatismo” (a veces llamado “comunismo”), resistencia a los impuestos y sobre todo al de las rentas, y oposición a las conquistas laborales (http://goo.gl/d8bl6a). Todo ello ahuyentaba al inversionista.

¿Ha cambiado la calidad del empresariado ecuatoriano desde 2007? Los 2 últimos pronunciamientos empresariales del 7 y del 14 de junio (2015) reclaman aliento a la generación de riqueza, “mayor actividad productiva privada”, estabilidad normativa, cohesión social, defensa de la propiedad privada y rechazo absoluto a los proyectos de impuesto sobre herencias y plusvalía, por “excesivos” y hasta “confiscatorios”. (O)

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