Es realmente molestoso e indignante mirar cómo el presentador de noticias Alfredo Pinoargote, en los informativos de la mañana, intenta que su entrevistado diga lo que él quiere oír. Al final, él cree que los invita para eso. La entrevista con David Reinoso es una buena muestra. A toda costa quería que se diga que la nueva Ley de Comunicación y la Cordicom están censurando su programa cómico. Mientras el entrevistado, David Reinoso, dándose vueltas en su asiento insiste en que “para nada, que ha sido una reunión sana, saludable y que ha servido para aclarar los contenidos del reglamento”.
Esta actitud no le hace bien ni al periodismo ni a la democracia. No ayuda en absoluto a mejorar la calidad de nuestros informativos, y menos de nuestra televisión.
Sin embargo, el mismo canal (Ecuavisa) ha asumido la producción de un espacio de ‘periodismo de investigación’, en el cual cada domingo se presentan reportajes más amplios y -se supone- con mejor producción y mayor investigación. Propuesta válida y necesaria en la televisión nacional.
El programa ‘Visión 360’ anuncia un formato ‘en profundidad y comprometido con la verdad’. Lo intenta, pero lamentablemente no siempre lo logra. Por ejemplo, en el reportaje de Tania Tinoco sobre el Vaticano y el papa Francisco. Tinoco abandona su rol de periodista (en profundidad y comprometida con la verdad) y se convierte en fervorosa creyente y devota católica. Y desde esa postura nos ofrece dos reportajes de piel y comprometidos con su fe cristiana.
No así Carolina Mella, quien sí aborda, con investigación y dedicación, reportajes que han resultado, de lejos, lo mejor del espacio. El de los aeropuertos, por ejemplo, es revelador y marca una diferencia con los informativos diarios.
Así mismo, los trabajos de Ciuffardi nos muestran una perspectiva más humana y cercana que, sin duda, son aportes valiosos al programa. Higuera, en cambio, lamentablemente reproduce el mismo esquema de sus reportes cotidianos, pero más largos. Un desperdicio.
Seguramente, con el pasar de los programas, muchos aspectos de producción y selección de temas mejorarán sustancialmente, y ojalá se emita en un mejor horario. Este espacio sí contribuye a mejorar la calidad de los informativos y es la evidencia de que, cuando hay voluntad en los propietarios de los medios, sí es posible ofrecer alternativas diferentes.
Esto nos demuestra también que es falso aquello de que ‘los espectadores tienen la televisión que se merecen’, como nos repiten con insistencia. Más bien la frase debería ser: los dueños de los medios tienen la televisión, o la radio o el periódico, que se merecen.
Lo que sí es cierto es que los espectadores nos merecemos una mejor oferta en la programación de la televisión
nacional, no solo en la franja informativa, sino también en revistas familiares, de entretenimiento, de opinión, deportivos e infantiles. Y también nos merecemos un buen programa cultural, que en la televisión comercial brilla por su ausencia.