Ecuador, 09 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Alfredo Vera

Los compadres

16 de agosto de 2016 - 00:00

No cabe duda de que la ambición por captar la totalidad del poder hace que Jaime Nebot, por sí y ante sí, con la vehemencia que lo caracteriza, haya lanzado la precandidatura de su compañera socialcristiana Cynthia Viteri, adelantándose a lo que debía suceder cuando las otras fuerzas de la llamada Alianza de los grupos de la derecha ecuatoriana hubiesen presentado otros nombres para que, de entre todos ellos, se escogiese a la persona que pudiera, de la mejor manera posible, representarlos en la contienda de 2017, donde también participará, con sus propios recursos y partidarios, el banquero Guillermo Lasso.

Enorme contrariedad generó y provocó entre los grupúsculos de la llamada fanesca, por la cantidad de variantes de sus componentes, que recogían toda clase de pensamientos, por disímiles que parecieran y generaban una auténtica confusión en el electorado, porque era evidente que fracasarían en el intento, al no tener un candidato único, como era de esperarse, si querían derrotar al candidato de Alianza PAIS, que era la fuerza más organizada y que contaba con un mayoritario respaldo de los sectores de marginados, que habían recibido los mejores beneficios para buscar la justicia y la equidad, por las que tanto cacareaban todos los candidatos neoliberales.

Lasso tenía la seguridad y la esperanza de que Nebot lo apoyaría, como él lo hizo en anteriores oportunidades. Era una reciprocidad por el respaldo que le había dado a Nebot en sus candidaturas a la reelección a la Alcaldía de Guayaquil, ayuda muy cercana por sus trapacerías de reciente data por las que, aparentemente, le otorgaban el derecho a tener una esperanza lógica, si aplicaban el viejo aforismo de la politiquería del ‘dando y dando’, como lo habían hecho en anteriores candidaturas, cuando se repartían el poder, como era la costumbre de los filibusteros en alta mar, que habían cometido algunas fechorías, al estilo de los piratas en los siglos pasados.

Por eso, la inusitada decisión del burgomaestre de Guayaquil llegó acompañada de una serie de insinuaciones tendenciosas en contra del mayor aspirante a ser el candidato único a la Presidencia en 2017, pues se sintió, con toda razón, lesionado en su amor propio, dado que había movilizado a todos sus seguidores para tratar de llegar a ser el ungido. Quería presentar su candidatura como la solución a los problemas que supuestamente ha generado el actual Gobierno, sin considerar que existe una crisis financiera por la baja del precio del petróleo y las manipulaciones económicas del imperio, que pretende acabar con los regímenes progresistas del continente, entre ellos, el de Ecuador.

Esta reacción, de parte y parte, generó una confrontación de intereses. De una parte, por el Alcalde de Guayaquil, que pretendía manejar, a través de su candidata Viteri, la posibilidad de gestar una presidenta incondicional; mientras el banquero sentía que se le iba de las manos la posibilidad de ser el gobernante, como lo había soñado desde hace tanto tiempo. Por eso, resulta natural y lógica una confrontación de estos dos personajes.

Las encuestas -aparentemente- demostrarían que solo una de estas dos opciones, la de Lasso o la de Viteri, tendrían la posibilidad de llegar a una hipotética segunda vuelta, y ello explica la razón para que se genere esta controversia que, sin duda, destruye la posibilidad de un candidato único de oposición, lo que trabaja en beneficio del candidato heredero del régimen de Rafael Correa. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media