Los futurólogos de tercera (porque no hay de cuarta) fracasan a cada paso y se rezagan de la inteligencia de la historia sin remedio, porque los acontecimientos geopolíticos y los cambios de conducta de algunas decisiones de los líderes importantes de los pueblos descolocan hasta a los más certeros analistas.
¿Quién iba a predecir la apertura de embajadas de EE.UU. en Cuba y la lógica reciprocidad?; ¿quién iba a vaticinar que un enviado de EE.UU. (Bernard Aronson) fuera autorizado para asistir a La Habana a conversar con las FARC y el Gobierno colombiano sobre los avances de la paz, a donde también asisten altos jefes militares de ese país?
Los líderes verdaderos, por más inteligentes que sean, no pueden adivinar lo que está sucediendo en otros lares, como en Grecia, Siria, Irak, Rusia o Venezuela, como se dice, ‘donde las papas queman’, pero tienen que reaccionar acorde a una línea de conducta coherente con sus principios ideológicos, que no pueden aferrarse a la tradición, sino marchar a ritmo acelerado o ‘pierden el bus de esta historia’.
A partir de la Revolución Cubana, pero atravesando experiencias tortuosas, como las décadas de la fabricación por parte de la CIA, de dictaduras sanguinarias y sangrientas, con miles de asesinados; invasiones militares como las de Grenada o Panamá y del mantenimiento de América Latina en calidad de ‘patio trasero’ del imperio, se vio surgir el aparecimiento de un conjunto de líderes que se unifican por conceptos básicos, ideológicos. liberadores y fuertes: la recuperación de la soberanía y la dignidad nacionales; el priorizar al ser humano por encima del capital; el de unirse en torno a las proclamas independentistas de Bolívar, Martí, Alfaro, Sandino, y la valoración de lo que representa la ‘Patria Grande’, ‘Nuestra América’; el repudio y la negación del ALCA y su sustitución por Unasur, Celac y Alba, con la consigna: “La espada libertaria de Bolívar camina por América Latina”, y el surgimiento de una naciente pero vigorosa solidaridad continental, que se amplía y fortalece con acciones materiales y políticas concretas.
Solo los ciegos politiqueros se niegan a admitir que el poder que ejercían las oligarquías burguesas y derechistas criollas, protegidas y manipuladas por el imperio, han disminuido o perdido el manejo del poder, cuya máxima expresión estaba en los medios de comunicación de su propiedad, en la manipulación de la justicia a través de sus testaferros y el usufructo de los beneficios de una altísimo nivel de opulenta vida, en contraste con el hambre, el desempleo, le exclusión, la marginalidad, el discrimen racial y social, desparramados por todo el continente.
Los ejemplos que a su tiempo brindaron líderes como Fidel, Allende, el ‘Che’, Caamaño, Camilo Torres, Manuel Marulanda y miles de olvidados combatientes, hoy se personifican en los liderazgos contemporáneos, con Chávez a la cabeza, Kirchner, Raúl Castro, Mujica y muchos etcéteras, que hoy sirven de testimonio de lucha contra el abominable y depredador capitalismo y sirven de modelo a otros Estados, como lo evidencian Grecia y España, por lo pronto, cuando el capitalismo temblequea.