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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Las percepciones y las soluciones de los problemas (2)

28 de marzo de 2015

Mientras menor es la profundidad y actualización de los conocimientos sobre un tema, menos se depende de las percepciones sobre las personas, la naturaleza y el universo. Quienes no tienen la oportunidad de profundizar sobre la naturaleza interna de la realidad, no le queda más que quedarse en la superficie, y convertirse en seres superficiales, muy limitados, muy ignorantes, dependientes de quienes saben más. En etapas anteriores de las sociedades humanas que dependían de la caza, pesca y luego de la agricultura y la artesanía, la casi totalidad de las personas dependían de la fortaleza de sus cuerpos, manos y órganos de los sentidos.

En los actuales momentos las personas con escasos conocimientos, para sobrevivir o vivir en malas condiciones, se ven obligadas a realizar actividades productivas que dependen predominantemente del uso del cuerpo y de las manos. Tienen que dedicarse a los trabajos que no los hacen quienes han alcanzado niveles superiores de trabajos científicos y administrativos, en casos extremos, no les queda más que dedicarse a la delincuencia, la prostitución o morirse de hambre. Existen países enteros e importantes grupos humanos que se encuentran desfasados en su desarrollo educativo, científico, tecnológico, que viven en la miseria, mientras sus riquezas son saqueadas y exportadas por los países más ricos y poderosos del planeta. Los destinos de determinados países y los grupos marginados de amplios sectores sociales permanecen en condiciones inhumanas, prácticamente incapacitados para resolver sus problemas personales, institucionales y nacionales.

Albert Einstein decía que “no se puede resolver un problema con el mismo nivel de pensamiento que lo originó”. Es decir, frente a un problema, si en forma repetida se intenta resolverlo de la misma manera y no se logra resolverlos como se desea, los resultados serán previsibles: no se logrará resolver el problema. Los que viven de la caza de animales y aves silvestres no cambiarán de forma de vida mientras no se encuentren preparados para realizar otras actividades. Muchos campesinos que utilizan deficientes tecnologías e insumos destructores del medio ambiente seguirán haciendo lo mismo, mientras  no mejoren su nivel de educación, ciencia y tecnología. Frente a la tenencia de la tierra, se continuará destruyéndola si no se incorporan nuevos paradigmas que garanticen la sostenibilidad y responsabilidad social. Los que trabajan en la educación, salud y la administración pública deben superar la visión mecanicista de Descartes y Newton para no seguir tratando a las personas como objetos.

Edgar Morin ejemplifica en forma excelente cómo cambian las percepciones de las personas al adquirir nuevas teorías. Dice: “El pensamiento de la complejidad se presenta como un edificio de varios pisos. La base, formada a partir de tres teorías (información, cibernética y sistema), comporta los instrumentos necesarios para una teoría de la organización. Viene luego un  segundo piso con las ideas de Von Neuman, Von Foerster, Atlan y Prigogine sobre la autoorganización. He querido aportar a este edificio elementos suplementarios. En particular, tres principios que son el principio dialógico, el principio de recursión y el principio hologramático”. Lo peor que acontece en determinadas personas es repetir en forma inmodificable lo que algún día aprendió, despreciando las experiencias de los otros. En un momento de constantes cambios, de construcciones de nuevas teorías, conocimientos y experiencias, lo más sabio es la autoeducación permanente, integrando los saberes trascendentales de la humanidad, para tener una visión del todo y poder resolver los viejos y nuevos problemas personales, familiares, institucionales, sociales y ambientales, y no quedarnos tan solo en las antiguas percepciones y creencias, que impiden el buen vivir y la felicidad de todos.

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