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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

La oposición seduce a jóvenes extraviados

11 de octubre de 2014

La oposición política, dispersa, resistente a perder espacio y decidida por la restauración conservadora, con el auspicio de la prensa comercial, acosa, desesperada, a jóvenes estudiantes extraviados, muy pocos, pero agresivos, para convertirlos en centro de sedición proyectado a promover acciones golpistas. Líderes de la derecha política, sin solvencia y agobiados por la extinción de agrupaciones partidistas, se esconden, se ocultan y, desde su refugio, seleccionan como última opción el camino de la violencia callejera, aprovechando a muchachos con problemas de conducta para lanzarlos al vandalismo y crear el caos, y supuestamente, las condiciones, proclive a la insurrección. En lo medular, la oligarquía, con el auxilio del todavía poder mediático, intenta detener, sin conseguirlo, el proceso de cambio e ilusamente derrocar al gobierno del socialismo siglo XXI.

Los dirigentes del MPD, borrado del mapa, por falta de apoyo popular, añorando la pérdida de sus privilegios y el respaldo de los profesores de la UNE que, en su mayoría, optó por la jubilación con incentivos económicos, ahora ensayan a estudiantes equivocados a organizar trifulcas violentas, como estrategia para intentar el retorno a su agitada vida de ocio y placer.

Si observamos el escenario del país, comprobamos que ha disminuido y casi desaparecido el descontento estudiantil, tanto en colegios como en universidades, porque se ha convertido en realidad la gratuidad de la educación en sus tres niveles, se ha superado la calidad de la enseñanza, su rendimiento y comprendido que el nuevo modelo de bachillerato responde a la necesidad de incorporar a los jóvenes en el mundo de la creatividad de acuerdo con su capacidad, vocación y aptitudes.

Los medios de comunicación ‘independientes’, baluarte de la oligarquía y perseverantes opositores al régimen del Buen Vivir, apartados de sus fines, abren amplia cobertura a sucesos que alteran la paz y la seguridad ciudadana, como los recientes desórdenes de grupos estudiantiles; ofrecen espacio a los perseguidos de la justicia y a políticos fracasados a manera de estímulo para que sigan perturbando el proceso de cambio impulsado por la Revolución Ciudadana. Provoca indignación cómo unos cuantos mal llamados líderes estudiantiles se unen a la derecha socialcristiana para dialogar sobre temas de interés. Ahora se dan la mano, alentándose entre sí para el rescate de los privilegios del sistema neoliberal. El diálogo no es entre unos, sino entre todos, incluidos transportistas y ciudadanía. Alegra el diálogo, ahora defendido por quien se cree dueño de la verdad y se burla de la justicia. Se proclama pregonero de la paz, pero nada invierte por mantenerla.

La oposición es conveniente porque ayuda a fortalecer la democracia. Contribuye a reconocer errores y enderezar rumbos, pero el vandalismo no es oposición política, es simplemente atentado contra el orden constituido. El cierre de carreteras, el dinamitazo, el lanzamiento de piedras y la agresión a la Policía son acciones delictivas, sujetas a sanciones. El reportero y columnista se convierten en cómplices en el momento que con sus informaciones y comentarios azuzan a la violencia por consigna de los dueños del medio donde trabajan, adulo a la oligarquía o en protección de su empleo.

En el país no se descarta un nuevo intento golpista. Se extinguen varios grupos políticos, pero sobreviven algunos y se crearán otros con los mismos rostros del pasado en su angustia por salvar intereses y privilegios; pero hoy la juventud ha comprendido que con una educación de calidad y sustentada con valores, Ecuador avanzará, indetenible, por la senda del bienestar social y progreso. Solo una juventud preparada y un pueblo organizado podrán enfrentar los intentos golpistas y garantizar la supervivencia de la paz y democracia.

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