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El Telégrafo
Jaime Galarza Zavala

Formación política

26 de junio de 2014

Alianza PAIS está organizando un sistema de formación política para sus militantes. Ya era hora, pues han pasado 7 años y se han perdido los mejores momentos para hacerlo, cuando el movimiento alcanzó la cumbre de la adhesión popular, la época del entusiasmo desbordante de las masas adherentes, incluida la juventud, ahora menos cercana. Es que un movimiento revolucionario no puede sostenerse solo sobre la base de consignismo, cánticos rituales y eventos semanales. Si ha de perdurar y crecer debe vertebrar una organización propia y, como parte consustancial de ella, practicar de modo permanente una línea de formación política. Su carencia (además de otros errores como el sectarismo) le pasó factura en las elecciones del 23 de febrero y PAIS cargó con una pesada canasta de reveses.

¿Y qué significa formación política y por qué resulta indispensable? En estrictas cuentas, la formación política está constituida por 2 facetas que se cruzan e interactúan. Una que podríamos llamarla doctrinaria y otra de acción. La primera entraña una metodología de publicaciones, lecturas, conferencias, talleres, seminarios aplicados al conocimiento de la realidad nacional e internacional, la Constitución, el Plan del Buen Vivir, los logros alcanzados, la política externa, los alcances conceptuales y prácticos de la Segunda Independencia, del socialismo del siglo 21, la integración latinoamericana, etc. Esta base de conocimientos elementales para la actuación de los revolucionarios, debe combinarse con una participación gradual, pero efectiva, en la organización y acción social, de masas, en uno u otro terreno de la vida local, comunitaria, gremial. No hacerlo es repetir la improductiva y nefasta ‘capacitación política’ de ciertos partidos de izquierda, que solo forman militantes teorizantes, librescos, incapaces de organizar y conducir a los demás.

Una formación política correspondiente a la época y necesidades del proceso revolucionario nacional resulta indispensable para consolidarlo, y para enfrentar y derrotar las políticas contrarias, provenientes de los esquemas y planes de dominación imperial y de la ‘restauración conservadora’, como ha llamado el presidente Rafael Correa a la regresión y retorno de las fuerzas e intereses que han dominado a nuestro país a lo largo del siglo veinte. Esta es una obra colosal, cuando se tiene enfrente al imperio más bárbaro y destructor de la historia humana, una oligarquía hábil y poderosa sumada a él y a un conjunto de medios de notable influencia dentro de una cultura de masas plagada de vicios propios del capitalismo, como el consumismo y las tendencias individualistas que por naturaleza son contrarrevolucionarias, y que las practican muchas veces los propios revolucionarios cuando procuran privilegios del Estado y del voto popular, y cuando ponen por encima de los intereses colectivos los suyos propios y de sus allegados. Con todo lo cual tenemos que, con ser una necesidad el diseño y aplicación de un sistema de formación política resuelta por Alianza PAIS, se trata de una obra de tan grandes proporciones que no podrá efectuarla si no se abre al concurso y colaboración de otras fuerzas e individualidades coincidentes en los postulados básicos de la Revolución Ciudadana.

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