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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

El círculo vicioso del fracaso y la pobreza (2)

18 de abril de 2015

Demasiadas personas de mentalidad simplista, colonizada y que sobrevaloran todo lo procedente del extranjero idealizan las inversiones y los capitales llegados del exterior como si fueran una bendición enviada por Dios.

No se dan cuenta de que su mal uso o los condicionantes con que son entregados obligan a que su utilización pase a convertirse en una verdadera maldición; en panes rellenos de veneno, que terminan de poner mayores grilletes a las cadenas que sujetan a los países y a las personas a la pobreza.

Es una ilusión creer en el financiamiento dependiente del extranjero, sin que sea equilibrado: a quienes lo proporcionan y los que lo reciben. Y no se debe vivir permanentemente de préstamos o ayudas humanitarias porque eso crea dependencia y nos convierte en mendigos. La sabiduría china dice que no se debe regalar un pescado, sino enseñar a pescar. Como país y como personas debemos aprender esa enseñanza.

Señalaré brevemente el mal uso del financiamiento externo.

1.- El obtenido de las exportaciones de productos, que no se invierte en la construcción de infraestructura y capacitación de toda la población. Se beneficia exclusivamente el grupo reducido del círculo del poder económico y político de los países pobres.

2.- Recursos transferidos del exterior por la inversión extranjera, sin regulaciones en la distribución de las ganancias. Por esa vía conduce a que las ganancias se fuguen al extranjero.

3.- Divisas por créditos internacionales, que se utilizan solamente para el pago de sueldos y la corrupción, produciendo estancamiento.

4.- Préstamos provenientes de organismos internacionales, créditos que condicionan su utilización contra el desarrollo nacional. Favorece a los países más poderosos y sus empresas transnacionales.

5.- Las remesas de los migrantes no ayudan al desarrollo nacional cuando no se invierten en medios de producción, educación y capacitación de sus destinatarios. Se invierten tan solo en gastos de supervivencia y objetos consumistas. A largo plazo es indigno vivir del dinero procedente de las remesas de los migrantes que viven en condiciones deplorables.

El marco jurídico para atraer “la inversión extranjera” tiene varias visiones. Si se cambian las leyes para beneficiar exclusivamente al capital y empresas extranjeras, eso no beneficia al desarrollo nacional, cuando casi en su totalidad las ganancias se van al extranjero, los sueldos que pagan a los nacionales son pésimos y producen gran destrucción ambiental.

La inversión extranjera en esas condiciones solo sirve para tener un trabajo para sobrevivir, para no morirse de hambre o como diría Eduardo Galeano con “las venas abiertas”: la sangre la utilizan otras personas en el extranjero.

La inversión procedente del extranjero debe favorecer a todos en una forma equitativa: para quienes la dan y para quienes la reciben. La inversión extranjera no debe ser de plano rechazar o despreciar ni tampoco aceptar bajo condiciones humillantes.

Es importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Se debe incorporar lo que no tenemos. En ningún caso es un elemento o factor que aislado garantice la prosperidad, sino que parte de un conjunto de elementos que deben funcionar de forma excelnte.

La inversión extranjera en manos de despilfarradores, incompetentes, y consumistas, es un desperdicio de recursos. (O)

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