A esto huele el atentado contra Boris Nemtsov (Boris Neiman), un político que en todo criticaba al presidente Putin y que fue asesinado cerca de la medianoche del 27 de febrero, mientras cruzaba un puente de piedra que en las cercanías del Kremlin atraviesa el río Moscú. Fue vicepresidente del Gobierno ruso en los 90 y se pensó que sería el futuro jefe de Estado porque se lo creía el delfín de Yeltsin.
En ese entonces, cuando se entremezclaban los negocios con el chantaje, los crímenes y las parrandas, todo era lindo, no se criticaba nada y se decía que había libertad y que todo era democrático. En cambio ahora, cuando el obrero no tiene que matar perros callejeros ni los soldados deben mendigar en las calles, para sobrevivir, ahora, cuando la seguridad social, la educación y los servicios públicos funcionan, la mayoría de los políticos de entonces se han vuelto opositores. El ciudadano común de esa época fue engatusado por estos ‘libertadores’ que se adueñaron del producto de su trabajo sacrificado; este latrocinio no fue casual sino organizado por las potencias extranjeras y sus testaferros internos.
Como muchos hombres públicos de entonces, Nemtsov fue fruto de la decadencia moral del socialismo, aunque haya quienes sostengan que era un demócrata liberal, un incorruptible con quien se podía discutir por ser un político romántico incapaz de bajezas. Se silencia que Nemtsov nadaba contra corriente al afirmar que el Ejército ruso combate en el sureste de Ucrania y que fue ilegal la decisión del pueblo de Crimea, hecha en un referéndum, de retornar a su madre patria, Rusia; que él era portavoz del imperialismo mundial globalizado (IMG), porque se reunía con el embajador de EE.UU., para planificar una ‘revolución naranja’, que eliminara del poder a las autoridades legalmente elegidas en Rusia y que, según Paul C. Robert, era agente de la CIA.
Vladimir Putin dijo: “Este cruel asesinato tiene todos los indicios de haber sido encargado y de tener un carácter exclusivamente provocador” y que “se hará todo para que los organizadores y los autores materiales de este vil y cínico asesinato sean debidamente castigados”. ¿Quién pudo encargar este atentado? Sin duda, los servicios secretos del IMG, que en esto de eliminar políticos tienen un largo historial. Basta recordar los casos de Gaitán, Moro, Palme y Rabin.
El mismo Nemtsov se puso la soga al cuello cuando en una entrevista manifestó que temía ser eliminado por Putin. Los servicios secretos del IMG, a los que ya no servía de opositor, por no ser un aspirante real al poder, decidieron eliminarlo para que les sirviera en la campaña mediática para satanizar a los dirigentes de Rusia.
Para desestabilizar a Rusia buscan crear un caótico Maidán Moscovita, inútil intento de los politólogos de Occidente que desconocen la idiosincrasia de la nación rusa. Mientras ignoren la naturaleza de los procesos políticos que se dan en Rusia, darán palo de ciegos en sus intentos por interpretar y transformar esa sociedad y terminarán por sorprenderlos sus resultados contraproducentes.