20. “Plantear la emergencia civilizatoria de América es anclar la política en una identidad, lo que implica ahondar en la filosofía política, imbuirse de una concepción antropológica de la sociedad humana y la dialéctica de la cultura. Se trata por cierto de algo totalmente lícito y deseable, pues la identidad no conforma una sustancia fósil destinada a paliar aventuras discriminatorias, sino un conjunto de respuestas a la dialéctica de la historia. Se sabe hoy que la identidad es más una reconstrucción continuamente actualizada del pasado que una fiel restitución del mismo, como afirma Joel Candau” (Adolfo Colombres).
21. “El proceso civilizatorio que opera en nuestros días, movido ahora por una nueva revolución tecnológica tiende a reaglutinar a los pueblos latinoamericanos como uno de los rostros por el que se expresará la nueva civilización, y quizás engendre la entidad política supranacional que en el futuro será el cuadro dentro del cual los latinoamericanos vivirán su destino” (Darcy Ribeiro).
América Latina y el Caribe cada día se consolida más como una gran nación como la llamaba Abelardo Ramos. Sin embargo, encontramos en ella las dos Américas: Nuestra América que trata de resolver los problemas económicos, sociales y espirituales de nuestros pueblos y los que responden a otros intereses de otros países. Encontramos un proceso vivo que con errores se cae, se levanta y se corrige. La humanidad necesita nutrirse de América Latina como civilización emergente, que aporte sus valores a los demás pueblos del mundo. Es hora de graduarnos como pueblos dignos, soberanos, altivos o de pueblos sirvientes, esclavos, que se dejan humillar por un pedazo de pan.
Lamentablemente, en una forma minoritaria todavía existen los que se dejan sorprender con espejos, objetos y dinero, poco o mucho, que aprovechan la oportunidad para llenar el estómago. Tenemos que detectar los mecanismos de colonización que en una forma invisible nos amarran a un pasado de opresión. Es la hora de ser nosotros mismos, nutridos con diferentes alimentos materiales y espiritual.
Hay que descubrir y ser consciente de la singularidad que tenemos como cultura en que los otros aportes no nos confundan y nos desvíen del camino y pasemos a ser otros.
Frente a la decadencia de imperios, civilizaciones y culturas, América Latina y el Caribe surge como un foco de esperanza de una vida nueva que se despoja más de sus miedos, represiones y aporta a la construcción de una nueva humanidad para todos (parte final).