Ridley Scott retoma la historia que había dejado sugerida en “Gladiador” (2000) con “Gladiador 2” (2024), secuela, con algo de precuela. Su nueva película, que ahora puede verse en las plataformas de internet, tiene que ver con el hijo del desaparecido gladiador Máximo Décimo Meridio, Lucio Vero Aurelio. Tras ser capturado en la toma de Numidia en África por el general Marco Acacio y ser vendido como gladiador, decide retomar el mito guerrero de su padre y enfrentar al Imperio Romano encabezado por los emperadores gemelos, los hermanos Geta y Caracalla. Descrita así la película, en efecto, es una historia que trasunta heroísmo, enfrentamiento contra el poder y la idea de devolver la dignidad a un héroe, y, como tal, lo que este habría representado: una verdadera Roma libre de corrupción. Expliquémonos. De acuerdo con las dos películas de Scott, el Imperio Romano históricamente habría estado gobernado por emperadores decadentes, con problemas psicóticos (como el caso de Lucio Aurelio Cómodo, además descrito por los historiadores como una persona deshonesta y cobarde) o con rivalidades personales (como el caso de los emperadores gemelos Geta y Caracalla). Alrededor de estos (y otros emperadores) habría un tejido de crímenes familiares por ambiciones de poder, además de autoritarismo y corrupción para favorecer a amigos o a sí mismos. Como todo gobernante que prefiere que sus trapacerías sean borradas, estos emperadores montaban simulacros de guerra u organizaban duelos de gladiadores en el Coliseo, edificación aún hoy sorprendente por sus recursos de ingeniería al servicio del espectáculo masivo. Pero, además, dados sus desmanes y abusos, los emperadores trataban de mantener a raya el descontento social militarmente, de tal manera que estados de guerra latentes eran los vividos en el Imperio Romano. En este contexto, la lucha de los gladiadores, algunos de ellos romanos, reducidos por el poder a esclavos, sea por venganza o por menoscabar su dignidad, de acuerdo con los filmes de Scott, encerraba la idea de restaurar el orden original que habría hecho de Roma un imperio. Esto es lo que se ve en “Gladiador 2”. Lucio Vero Aurelio vive desde niño con el nombre de Hanno en Numidia, tras ser enviado por su madre, a modo de protección, a ese antiguo Estado en el norte de África. Lucio debe recuperar la memoria de su pasado histórico, es decir, volver a conectar con la huella legendaria de su padre, Máximo Décimo Meridio, supuesto senador y militar romano caído en desgracia, muerto como héroe en el Coliseo. Su padre, para todos los gladiadores y ciertos sectores de la sociedad romana, es un mito por ser un hombre íntegro, dedicado a la patria romana y además a la familia como padre ejemplar; su armadura y espada son celosamente guardadas en las catacumbas del Coliseo. Nótese, entonces, que Scott conecta a su nuevo héroe, Lucio Vero Aurelio o Hanno, con una tradición consistente en dos ideas clave: la de ser cabeza y ejemplo de familia, y la de ser el héroe que debe recuperar la grandeza de Roma. Familia y nación son nociones que están vinculadas. Es decir, las naciones que tienen una sólida existencia parten del precepto de que las familias son su base y su naturaleza. Aristóteles ya lo había observado en su libro “La política”, donde la constitución de la familia, si bien inicia con la reunión natural entre individuos que satisfacen sus necesidades, al mismo tiempo es una comunidad política que determina la organización y el funcionamiento de los Estados. En otras palabras, un Estado sería la ramificación de toda familia o de su conjunto, una vez que se ha tejido un sistema de relaciones que asegura la convivencia y la felicidad de sus componentes. ¿Qué es lo que busca el personaje de Lucio Vero Aurelio? Si bien devolver a Roma su estatus de Estado bien gobernado, sobre todo apuntalar la idea de la familia-nación, la cual ha sido destruida por la variedad de emperadores que perpetraron crímenes, además contra sus congéneres. En toda la película vemos a la madre de Lucio Vero Aurelio, Lucila, hija de Marco Aurelio (antiguo emperador de Roma, hombre y gobernante justo y equilibrado que supo dar nuevas leyes que favorecieron incluso a esclavos y cristianos; reconocido además por ser un filósofo estoico), intentar convencer a su hijo para que retome la senda de su padre, Máximo Décimo Meridio, y luche contra la tiranía y la desvergonzada vida de los emperadores hermanos gemelos. Cuando el secreto de haber expatriado a su hijo para protegerlo y sus intentos de dialogar con él son descubiertos por Macrino, otro interesado en lograr el poder imperial a toda costa (se sabe que en la vida real se autoproclamó emperador tras provocar el asesinato de Caracalla), este le irá cercando hasta lograr convencer a las autoridades para ejecutarla. La idea, de acuerdo con el guion, sería la de impedir que la familia de Marco Aurelio se reconstituya y, con ello, mantener el estado de cosas donde toda familia vendría a ser la amenaza al orden establecido. De ahí que la misión de Lucio Vero Aurelio sea, aparte de investir la nobleza de su padre y de su abuelo, es decir, restaurar la idea de la familia como base de todo (pese a que pierde a su esposa cuando defiende Numidia), provocar y llevar al pueblo descontento a retomar las riendas de su destino imperial y, con ello, al ejército, que, en fin, aseguraría la institucionalidad de la nación. De acuerdo con lo anotado, “Gladiador 2”, a sabiendas de su factura épica, es también un filme sobre la venganza en nombre de restaurar el bien común, la nación. Se podría decir, de este modo, que es una película política que muestra los tejidos del poder, sus problemas y sus fisuras; que expone, aunque sea esquemáticamente, sus discursos sobre la diferencia y sobre la comunicación entre comunidades excluidas que necesitan volver a ser reconocidas; que demuestra que los órdenes ideológicos imperiales son interesantes de estudiar, etc. Por algo Ridley Scott es uno de los cineastas británicos más importantes en la escena contemporánea, no porque use el entretenimiento visual para sus filmes, sino porque estos tienen un contenido altamente político e ideológico. Se podría decir que es un cineasta que analiza con una peculiar mirada cualquier institucionalidad política para desnudarla y hacer ver sus oscuridades; de ahí que su obra, desde el horizonte de la sociedad del espectáculo, tienda a ser reflexiva y crítica. “Gladiador 2”, en este marco, es una película de valor, aunque no se ciña necesariamente a la historia real de Roma, pero que, además, como secuela de “Gladiador”, le rinde homenaje.