Gracias a la inteligencia artificial, la alcaldía de Quito, junto al vulcanólogo Hugo Yepes y su equipo de trabajo recrearon la erupción del volcán Cotopaxi registrada el 26 de junio de 1877.

En el cortometraje de 6 minutos de duración se explica los momentos previos y posteriores a la erupción, según señala, desde inicios de 1877 ya se presentaban columnas de humo sobre el cráter, para el 21 de junio ya habían explosiones en cráter, mientras que el 25 de junio, un día antes de la gran erupción, se observaron descargas eléctricas alrededor de la cumbre del Cotopaxi.

El 26 de junio de 1877, a las 6:30 se alzó una inmensa columna de humo, a las 10 de la mañana se escucharon fuertes detonaciones al interior de la tierra que se escucharon desde Esmeraldas hasta Tumbes, al sur del país por lo que muchas personas creían que se trataba de una guerra.

Inmediatamente, el nevado se cubrió de ceniza que también cubrió a Quito en pocos minutos, según dice el cortometraje, para las 16:00 ya no había luz solar.

La expulsión de lava derritió rápidamente el hielo del nevado generando inmensos lahares que arrastraron árboles y lodo que se llevaron casas, personas y todo lo que encontraron a su paso.

El torrente de lodo se expandió por el rio Pita hasta la hacienda San Rafael provocando miles de muertes, los lahares también avanzaron por el rio Santa Clara que arrasó con Sangolquí que después se unió al rio San Pedro, mismos que llegaron a Tumbaco y solo 18 horas después los lahares llegaron al Océano Pacífico a través del rio Esmeraldas, según señala “llevando consigo cadáveres, pedazos de casas, muebles de todo clase, palos árboles. Etc” Despues de la gran catástrofe el volcán ceso su actividad.

Aun no se tiene un numero estimado de muertes que ocasionó la erupción del Cotopaxi en esa época, pero se calcula que pudieron fueron miles.

Para esta recreación se investigaron escritos históricos de diferentes autores, entre ellos figura el libro Viajes a través de los majestuosos Andes del Ecuador de Edward Whymper, basado en su periplo que finalizó en 1879; también, la Memoria sobre el Cotopaxi y su última erupción (editado en 1878) del científico Teodoro Wolf, quien ascendió al Cotopaxi dos meses después de la misma para realizar observaciones científicas.