Ecuador, 26 de Abril de 2024
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El Telégrafo

Correctores, cómplices y encubridores de los buenos o malos textos

En la redacción de un diario, el área de corrección juega un rol vital al momento de repasar los textos que van a publicarse.

Su función es -según expertos- revisar un texto para limpiarlo: eliminar defectos de redacción, los errores gramaticales y las impropiedades léxicas, para que el lector pueda comprender lo que los periodistas transmiten a través de las palabras.

Quienes realizan esta tarea deben poner atención en la ortografía, la construcción sintáctica de las oraciones, las faltas de concordancia, los errores estilísticos, gramaticales y léxicos, y los recursos lingüísticos.

A propósito de lo citado, el periodista debe tener buen dominio de la gramática normativa, del léxico y vocabulario, y de la redacción, para como autor entregar al lector contenidos de calidad. En cambio, los correctores vienen a ser algo así como los cómplices y encubridores en la tarea de depurar los textos, para que lleguen al público exentos de erratas, discordancias, faltas de ortografía...

El corrector, además, tiene la misión de  aconsejar, orientar y ofrecer el sustento o la información que esté a su alcance para que el autor de las notas mejore: que el periodista conozca sus puntos débiles y aprenda a corregirlos, para que a futuro  pula su estilo y redacción.

Sin embargo, si el autor y los cómplices y encubridores de un texto no se interesan por identificar sus debilidades al redactar o corregir para no volver a repetir errores, sucederá lo del miércoles pasado en la nota titulada: “El proyecto de ley sobre desaparecidos se ajusta”.

En el tercer párrafo se habla en presente (cree); en el cuarto en pasado (señaló); en el séptimo nuevamente en presente (asegura); en el octavo en pasado (y se vuelve a utilizar la palabra señaló); y en el décimo en pasado (afirmó).

En este punto, es imperioso recordar que hay 4 tipos de corrección: ortográfica, morfológica, sintáctica y léxico-semántica. La morfológica corrige todo lo que tiene que ver con accidentes gramaticales: el tiempo, el número y el género. Esto lo  pasan por alto, ya varias veces, editores, periodistas y correctores. No unifican en los textos el tiempo verbal, que es una categoría gramatical que se encarga de  señalar el momento en que se realiza una acción: presente, pasado y futuro.

Los correctores están para ayudar a detectar errores, no para aumentarlos y que den lugar a observaciones como la de Bernardo Sandoval Córdova, editorialista de este diario. A través de un mail hizo notar que el corrector alteró la palabra que estaba bien escrita (“deletéreo”), en su artículo titulado “Trayectoria” que se publicó el domingo, por otra que no tiene relación con el texto (“del etéreo”).

Lamentamos el error e invitamos a correctores, periodistas y editores a, ¡por favor!, velar por la calidad de los textos.

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Defensoría de las Audiencias, artículo 73 de la Ley de Comunicación.

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